A Delaney le va la marcha

"No estaba seguro de si me recordarían, pero afortunadamente lo hicieron y lo veo como algo positivo", afirmó sobre la pitada del Villamarín, del que habló "con todo el respeto"

Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura

Ha vuelto a casa y está teniendo minutos, especialmente en la Superliga danesa, pese a que la edad (acaba de cumplir 33 años) y su desafortunado idilio con las lesiones no se lo están poniendo fácil. Desvinculado ya del Sevilla FC, donde pasó sin pena ni gloria (dos goles y una asistencia en 47 partidos), acabando con un carrusel de cesiones infructuosas (Hoffenheim, Anderlecht...). Este jueves le tocaba regresar a la capital hispalense, aunque al estadio de su otrora eterno rival, el Real Betis, para la segunda jornada de la fase liga de la Conference. Saltó en el minuto 62, sustituyendo al joven mediocentro Clem, aunque Thomas Delaney pudo comprobar que sigue en la memoria de los hinchas verdiblancos, que acompañaron su salto al terreno de juego con una sonora pitada. Después, atendió a los medios de comunicación en inglés para demostrar que, a su manera, le va un poco la marcha.

"Siempre es bonito regresar a Sevilla, una ciudad encantadora; es un auténtico placer estar aquí de nuevo. Creo que hicimos un muy buen trabajo. Éste (por el Benito Villamarín) es un gran lugar para jugar al fútbol. Es un buen punto para nosotros ante un buen equipo, con buenos espectadores. Habíamos hablado de luchar por los tres puntos, pero es un empate positivo para el Copenhague. Veníamos a enfrentarnos con el Real Betis con todo el respeto, porque sabíamos que es un gran equipo, que juega a menudo en Europa y tiene también un gran entrenador. Por todo ello, deberíamos considerarnos felices con el punto, aunque lo cierto es que sólo tenemos uno después de dos partidos por culpa nuestra, sobre todo hace tres semanas", aseveraba el centrocampista de Frederiksberg en la zona mixta del coliseo heliopolitano.

Incluso, tomó durante unos segundos el balón durante la reflexión de los jugadores del Copenhague sobre quién sería el lanzador de la pena máxima que terminó con el 1-1 definitivo en el marcador, aunque aclara que nunca pensó en hacerlo él: "No, no (risas)... Nunca he tirado antes penaltis. Fue para quitarle un poco de presión a Kevin (Diks). Sé que tanto el Sevilla FC como el Real Betis aprovechan esos momentos previos para incidir en las debilidades de los lanzadores, por lo que traté de quitar un poco de estrés a mi compañero". Y ahí se dio cuenta de verdad de que la grada del Villamarín le reconoció: "Pues no estaba seguro de si me recordarían, pero afortunadamente lo hicieron y lo veo como algo positivo. Es algo agradable para mí sentir de nuevo esa atmósfera con todo el respeto. Insisto en que para mí son un buen público que aportan mucha energía. Especialmente esta noche la espera por el penalti se nos hizo muy larga".