Real Betis y Sevilla FC estrenarán en esta década sus nuevos estadios. Ninguno cambiará su ubicación ni derribará para reconstruir de cero los recintos principales, pero ambos añadirán el adjetivo a los nombres de Benito Villamarín y Ramón Sánchez-Pizjuán (aunque la tentación del naming comercial está ahí, ambos la rehuyen), porque no tendrán nada que ver con los actuales. Su aspecto externo, las cubiertas y también sus entrañas, porque, siguiendo la dinámica actual de construir más centros de ocio que campos de fútbol, se potenciará el perfil comercial y lúdico para que no sea un lugar de reunión cada quince días, sino prácticamente continuo. Tiendas, restaurantes, experiencias premium con vistas al césped... Los proyectos prometen y, además de aumentar la capacidad, especialmente en el caso nervionense, se conseguirá una mayor comodidad y una subida de los ingresos por diferentes conceptos, que, por ejemplo, los heliopolitanos han cifrado en unos 15-20 millones anuales.
Lógicamente, todo gran objetivo exige un sacrificio y, en este caso, será el exilio. Como mínimo de una temporada, seguramente más. Y, por supuesto, con el Estadio de La Cartuja como solución más cercana, barata y sencilla. Escenario de las últimas y próximas finales de la Copa del Rey, además de acoger otros eventos deportivos y no deportivos de primer nivel, el feudo hispalense-italicense garantiza que quepan todos los abonados tanto béticos como sevillistas, además de amplias zonas de aparcamiento y otras cuestiones de seguridad. Ahora, aparte de llegar a acuerdos con su comité gestor, perteneciente a la Junta de Andalucía, tocará cuadrar las fechas, con la posibilidad abierta de que el otrora Estadio Olímpico se convierta en un 'Comunale', como los que se popularizaron en Italia en ciudades como Turín o Milán. Un desafío logístico (la agenda podría incluir encuentros europeos, coperos y, por supuesto, entrenamientos, que sueles coincidir ahora en horarios y, lógicamente, no podrían entonces, aparte de cuestiones como quién se queda con el vestuario local) que, si todo sigue por los caminos recién enfilados, podría evitarse.
Aparte de que tendrá menor enjundia, ya que se trata de edificar solamente la grada de Preferencia, no las cuatro, más la cubierta y la 'funda' exterior, el proyecto del Real Betis está más adelantado, con los fondos de CVC como recurso suficiente. Publicado el concurso público de ideas, se presentaron unas 30, de las que saldrá el diseño definitivo. Según las previsiones que manejan en la planta noble del Coliseo de La Palmera, las obras arrancarían en el verano de 2024, disputándose íntegramente la 24/25 y el inicio de la siguiente en La Cartuja, ya que la estimación es que el proceso dure entre 18 y 20 meses, lo que las alargaría hasta el primer trimestre de 2026. Por su parte, en Nervión han tomado la decisión de apostar fuerte, construyendo otra 'Bombonera' de hasta 55.000 espectadores de aforo. Ya se ha contactado con Idom, la empresa responsable del Nuevo San Mamés y de la Ciudad Deportiva Rafael Gordillo, que su eterno rival construye en la zona de Entrenúcleos (Dos Hermanas). En unos dos meses habrá ya un proyecto y, según confirmó el vicepresidente Del Nido Carrasco, la idea es que las obras comiencen el 1 de julio de 2026. A tiempo de relevar a los verdiblancos en el exilio, que durará para los sevillistas la 26/27 (que los heliopolitanos ya terminarán en el Nuevo Benito Villamarín) y gran parte de la 27/28.