Tras salir del Betis el pasado verano, al no entrar en los planes de Manuel Pellegrini, Borja Iglesias ha recuperado la ilusión en el Celta de Vigo. Su cesión durante la segunda mitad de la pasada campaña en el Bayer Leverkusen no fue como se esperaba. No hizo ningún gol y eso le dejó en una situación comprometida, aunque no le faltaron ofertas. Tanto Wolfsburgo como Stuttgart intentaron llevárselo de nuevo a la Bundesliga. También el Rayo Vallecano intentó hacerse con su préstamo. Pero el 'Panda' tenía decido volver al club en el que se formó y se ha ganado a todos en Balaídos.
Con la camiseta celeste, el ex internacional español suma ya cuatro goles en las diez primeras jornadas de LaLiga y no son pocos los aficionados que piden su continuidad en el conjunto vigués de cara a la próxima campaña. De momento, tiene contrato con la entidad de Heliópolis hasta 2026 y en el acuerdo entre clubes no se fijó una opción de compra, pero él mismo ha lanzando ya algún guiño sobre su deseo de seguir en el club gallego.
Atrás quedan sus buenos años con la camiseta verdiblanca, con la que firmó 12, 19 y 15 tantos, respectivamente, en las campañas 20/21, 21/22 y 22/23, todas ellas a las órdenes del técnico chileno. Ahora, sin embargo, siente que ha encontrado su sitio con Claudio Giráldez, realizando una curiosa comparación entre ambos entrenadores en el día a día. "A veces hay normas establecidas en el futbol que parece que no se pueden cambiar, aunque depende del contexto. No es lo mismo por ejemplo vivir en Sevilla y que tu entrenador sea Manuel Pellegrini que vivir en Vigo y que te entrene Claudio. Ahora mismo Claudio hace como Flick en el Barça, todos tenemos ir con la ropa del club, la mochila del club… es una forma de establecer unos límites, un orden. En cuanto horarios también, cambia todo mucho, son formas diferentes de entenderlo", ha asegurado en el pódcast En Crisis.
Yendo un paso más allá, Borja Iglesias también ha elogiado el trabajo de su nuevo técnico para obtener un mayor rendimiento de sus cualidades, cambiando algunos 'vicios' en los que había caído tras varios años bajo la batuta del 'Ingeniero'. "Cuando llegué al Celta tenía muchos hábitos establecidos por la forma de jugar que tenía en el Betis y Claudio y su cuerpo técnico trabajaron mucho conmigo eso de razonarme por qué era mejor hacerlo de otra manera, no imponerme nada, sino pensar que ese cambio me va a generar un mejor rendimiento. Esa búsqueda me gusta, de intercambiar sensaciones en función de lo que pasa. Eso me motiva muchísimo", explicó.
"Es muy guay cuando conectas con un entrenador y tiene esa confianza para decirte: 'oye mira esto que estás haciendo no me está gustando o es esto es mejorable'. Me pasa mucho con Claudio ahora", añadió, dejando entrever que la relación con Pellegrini era diferente, sin tanta complicidad entre ambos.