Óscar Murillo6 min lecturaLa renuncia de Antonio Cordón pilló a contrapié a los dirigentes del Real Betis. Con un año más de contrato y la mitad de su exitosa tercera temporada en marcha, nadie salvo el extremeño había reparado en la cláusula de escape recogida en su contrato, pues, entre otras cosas, no hay de qué escapar. A no ser que, pese a negarlo en público y en privado, haya otro gran club detrás, lo que concordaría con la marcha igualmente de sus dos hombres de confianza en la secretaría técnica verdiblanca, Alberto Benito y José Ignacio Navarro. Sea como fuere, la decisión en la planta noble del Benito Villamarín fue acelerar la desvinculación del hasta ahora director deportivo para eliminar cualquier opción de conflicto de intereses e iniciar el casting para encontrar a su sustituto. Con Ramón Planes en una posición destacada, el proceso de selección ha llegado a su fin, por lo que los responsables heliopolitanos esperan anunciar la contratación del nuevo jefe de la planificación en un plazo máximo de dos semanas, mejor si no es en la de la Feria de Abril.
Aunque la comisión ejecutiva ha seguido trabajando a destajo, con Ángel Haro, José Miguel López Catalán y Ramón Alarcón al frente, en constante comunicación con el entrenador, Manuel Pellegrini, el inevitable parón ha dejado en 'stand-by' ciertas operaciones. En realidad, se han tomado decisiones (como la de renovar un año más a Bravo y Guardado), pero resta la rúbrica. También hubo conversaciones prometedoras con los agentes de Guido Rodríguez, aunque nada cerrado acerca de una ampliación de contrato más allá de 2024 que, de no producirse, aconsejaría su venta en verano para sacar alguna tajada reseñable. Igualmente, el constante peinado del mercado de inminentes agentes libres pide a gritos celeridad para adelantarse a la competencia, habida cuenta de que, una vez cerrada la ventana invernal, ha llegado la fase crítica para ir cerrando contrataciones a coste cero, que serán las que, pese a la eliminación de la urgencia por malvender, será la base del próximo proyecto, como lo es en otros muchos clubes.
En cualquier caso, como si de un juego de 'managing' futbolístico se tratase, se populariza por foros y redes sociales la idea de que tal o cual jugador se lo han quitado al Betis, que otro club se ha adelantado. Pero la realidad es mucho más compleja. Iñaki Peña decidido a aceptar la última oferta de renovación presentada por el Barça, la Roma cerrando los términos de un acuerdo con Aouar, el Villarreal apalabrando a Santi Comesaña... Todos ellos, es cierto, han estado o están sobre la mesa verdiblanca, como otras decenas de jugadores en su situación (a punto de terminar contrato) o una similar (a disgusto en sus clubes, a meses de entrar en el último año de vinculación) que los hace especialmente interesantes. Pero ni todos los que gustan a los técnicos de La Palmera son accesibles, ni todos los mencionados son la 'opción A' para un puesto determinado, ni (también pasa) todos consideran a la entidad hispalense su destino preferido.
Como en un rompecabezas gigante, el Betis trata de encajar las piezas de la plantilla que desea para la 23/24, condicionada a aspectos tanto económicos (sobre todo) como logísticos. Por ejemplo, se considera a Rui Silva un activo importante para conseguir una alta plusvalía, aunque no hay ninguna propuesta que alcance las exigencias filtradas (18-20 millones de euros), por lo que se mantendrá a Bravo y, de no vender al portugués, no sería necesario un recambio. De los que terminan este 2023, también renovará Guardado y hay dudas con Joaquín, pero Víctor Ruiz dirá adiós, por lo que se busca central joven, bueno, bonito y barato.
Se buscará acomodo o rescisión de Dani Martín y Montoya, se escucharán ofertas por Paul y Willian José... Muchos frentes abiertos. Seguro, seguro: un lateral derecho (preferentemente, Bellerín), un central zurdo (gusta mucho Ndicka y, si es posible, con el pack del mediapunta Kamada, pero es muy difícil), un mediocentro de contención y otro centrocampista creativo. Dependiendo de lo que ocurra con Willian y de la decisión sobre el futuro de Raúl García, se apostará por alguien de arriba con características diferentes a Borja Iglesias. Y la prioridad será retener a Ayoze Pérez.