'El Barça, a Segunda'. Esa es la opinión generalizada en cualquier corrillo entre futboleros que se precie por España. Especialmente en la capital de España o en todo aquel que no se dé cita cerca de Las Ramblas o el ahora llamado Spotify Camp Nou. Da igual que sea en un parque, una barra de bar, redes sociales o en la puerta de un colegio. Todos caen en la misma idea: la pérdida de la categoría como sanción para el FC Barcelona. Esto, eso sí, sin tener en cuenta una presunción de inocencia que la Justicia tendrá que dilucidar y que, visto lo visto en la investigación, pinta bastante negra para los azulgranas.
Y es que eso, precisamente, me ha llamado notablmente la atención desde que se destapara el llamado 'Caso Negreira', por el que el que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros cobrara ingentes cantidades de dinero durante años por parte del FC Barcelona en base a unos trabajos extenos de 'coaching' y análisis... Casi nada.
Dejando a un lado lo moral o lo ético, algo que ni el propio Negreira, que ahora esgrime alzheimer, ni el mismísimo Joan Laporta y el resto de presidentes del FC Barcelona pueden defender, ahora habrá que llegar a la legalidad o ilegalidad del asunto. La Fiscalía Anticorrupción ya está manos a la obra y poco a poco parece que se está equilibrando la balanza. Y es que de demostrarse, tan culpable es el que cobra como el que paga. ¿O no?
Sólo hace falta echar la mirada semanas atrás y acudir a la rueda de prensa en la que Medina Cantalejo, actual presidente del CTA, y Andreu Camps, secretario general de la RFEF, participaron ante los medios. Una puesta en escena en la que tan sólo un periodista de los presentes se atrevió a preguntar por la culpabilidad del Barcelona y sus posibles sanciones, una vez que durante horas se hubieran dado argumentaciones a todo lo sucedido, dislumbrándose un halo de culpabilidad sobre Negreira y pasando de puntillas por la figura del conjunto culé.
La respuesta, ante la pregunta del periodista, vino a ser algo así como que la investigación estaba en manos de la Justicia y que sería ésta la que dictaminaría. Desde entonces, los medios y la propia investigación no han dejado de sacar mierda del cajón culé, por lo que poco a poco se ha ido endureciendo el discurso, que no las sanciones.
El descenso de categoría se antoja imposible, pues como ya avanzara Javier Tebas, presidente de LaLiga, el delito, de existir, habría prescrito. La vigente Ley del Deporte favorece al Barcelona en este caso, ya que contempla la prescripción de este tipo de sucesos graves a los tres años y ya estaríamos en torno a los cinco, una vez que finalizara lo investigado en 2018.
Si el fútbol español fuera serio, el Barça se enfrentaría a consecuencias severas como las que en su día sufrió la Juventus en Italia por el 'Moggigate' o 'Calciopoli', una trama por la que el conjunto turinés descendió de categoría, fue sancionada con multas económicas y la retirada de títulos en 2006 por influir en los árbitros para ganar partidos durante la 04/05.
La Juve fue el club más castigado, bajado a la Serie B con una penalización de -30 puntos al curso siguiente que, una vez recurrida, quedó en -9. Junto al club turinés, también se vieron sancionados sus representantes y otros clubes. Milan, Lazio y Fiorentina también se vieron salpicados, aunque ninguno perdió la categoría. En España, sin embargo, el delito, de confirmarse, habría prescrito.
En lo deportivo, sólo existe una posible sanción vía UEFA o FIFA, que sí podrían entrar a sancionar al conjunto azulgrana. La UEFA contempla en su normativa la prohibición de participar en sus competiciones a equipos que hayan estado involucrados en algún "intento de influir en reultados de un partido sea nacional o internacional". Ya existen precedentes al respecto, como las sanciones en 2013 a Fenerbahçe y Besiktas, aunque por el momento desde la UEFA no se han pronunciado al respecto con el Caso Negreira.
Mucho más recorrido tendría en los tribunales no deportivos, por un delito continuado de corrupción en los negocios en su modalidad de fraude deportivo. Podría ir desde penas de multa hasta una posible inhabilitación de los responsables del club involucrados en el caso, así como la disolución del propio FC Barcelona, un caso extremo que contempla la ley y que se antojan muy improbables en este escenario.
A priori, todo quedaría en una multa económica importante, que podría ser del triple del "beneficio o ventaja obtenido", según El País, que resalta también que la mera intención de asegurarse arbitrajes neutrales ya sería delito.
En definitiva, un 'Barça, a Segunda', que tan sólo quedará en los corrillos. Y es que el Caso Negreira, me temo, sólo servirá para manchar un poco más el tan denostado fútbol español.