"A Julián Álvarez se le está poniendo cara de Joao Félix"

"Todo poder conlleva una gran responsabilidad". Una de las principales tareas pendientes de Simeone a la vuelta del parón liguero debe ser solucionar el aburrimiento de una 'Araña' atrapada en su red. El Cholo debe evitar que el argentino se aburra y se convierta en otro 'problema de rico caprichoso'

Aitor TorviscoAitor Torvisco
Seguir
5 min lectura

Cómo iba a imaginar el Real Madrid que en el Santiago Bernabéu se estrellaría todo un Balón de Oro como Kaká, que había costado 67 millones de euros de la época, o que el mejor jugador de la Premier League, Eden Hazard, iba a ser un 'bluff' sin precedentes tras abonar más de 100 millones en su último año de contrato. Seguramente el FC Barcelona había imaginado un resultado muy diferente después de invertir casi 300 kilos entre Ousmane Dembélé y Philippe Coutinho... "Son problemas de ricos caprichosos", pensarían entonces, tan ufanos, en el autodenominado 'Equipo del pueblo'.

Sin embargo, el Atlético de Madrid lleva varios veranos entre los equipos que más invierten y en los últimos cinco años ha destrozado su techo histórico de gasto completando operaciones propias de la alta burguesía futbolística e imposibles para ese proletariado al que decía abrazar: los 127 millones de euros en un Joao Félix que ha sido vendido a mitad de precio al Chelsea para poder asumir los 95 kilos (75 más 20 en variables) de Julián Álvarez.

El internacional albiceleste no ha empezado con buen pie en estos primeros partidos como colchonero y, a diferencia de otro recién llegado como Alex Sorloth -sacrificado para acelerar la adaptación del argentino-, no se le ve nada cómodo. De todo ello hemos debatido en ESTADIO Deportivo durante la tertulia del tercer programa de la segunda temporada de 'La Prórroga de ED', espacio conducido por José Antonio Rivero.

Todo poder conlleva una responsabilidad

Ya lo decía Spiderman: todo poder... Evidentemente, el aumento de inversión implica de manera inevitable una subida del listón de la exigencia. No vale con dar un buen rendimiento. Tienen que marcar las diferencias. Y, además, en la inmediatez que rige en este fútbol y en esta sociedad actual, el resultado se tiene que ver ya. Ante movimientos tan ambiciosos, uno inexorablemente se asoma al precipicio de una línea delgadísima que separa la ilusión, de la presión y del miedo al fiasco.

Muchas voces expresarían dudas internas cuando, en el verano de 2019, el Atlético pagaba esa millonada por Joao Félix. Hoy, el portugués es dibujado como apático y él mismo ha contribuido a la pérdida de prestigio; pero ya entonces llegaba con el cartel de 'verso libre' repleto de talento que para brillar necesitaría una libertad que era improbable que encontrase en el corsé de Simeone. Claro que, si quieres crecer (acabó ganando LaLiga ese año), cómo resistirse a un caramelo tan goloso. Ya da igual. Si Joao era o no un jugador para el estilo de Simeone o si el Cholo está capacitado o no para encontrar la máxima expresión de un jugador tan anárquicamente talentoso ya no tiene sentido. La cosa es que no suceda lo mismo con la 'Araña'.

Y es que, aunque esto acaba de empezar y todo análisis es demasiado prematuro, a Julián Álvarez se le está poniendo una carita de Joao Félix... Está muy aislado en el campo, muy alejado del área y vigilado como para aprovechar su habilidad en los desmarques de ruptura, entrando muy poco en juego cuando viene de romperla en dos estilos basados en el dominio (Manchester City y Argentina), con problemas para asociarse y, sobre todo, con una nula presencia en el área rival. Pese a trabajar a tope y desgastarse en la presión o en movimientos de descarga para el equipo, no es que falle ocasiones, es que ni siquiera las tiene.

La ventaja del campeón del mundo y bicampeón de la Copa América es que en su caso se ve que derrocha competitividad, así que toda responsabilidad recae en Simeone. El el Cholo quien debe hacer por evitar que acabe desconectándose como el portugués, puro desarraigo. Si pagas por un jugador que hace disfrutar cuando disfruta él mismo, no puedes dejarle que se aburra. Y más teniendo socios como Griezmann o Sorloth. Si traes a este tipo de futbolistas, hay que aceptar la obligación de sacarle el máximo partido. Que Julián no sea visto por el pueblo, ansioso de verle en su mejor versión, como otro integrante más de esa lista de 'problemas de ricos'.