Iker Castaño3 min lecturaCada verano son miles los visitantes que se acercan a la costa andaluza, tanto los procedentes de la propia comunidad de Andalucía como del resto de España. Ello conlleva estar preparado para responder a los numerosos viajeros que se acercan a disfrutar de los bellos rincones en las provincias andaluzas que tienen costa. Sin embargo, una de las playas más concurridas de la comunidad se enfrenta a un gran problema, puesto que en ella hay una significativa pérdida de arena.
Si ya durante la época estival fueron muchos los ciudadanos que lamentaron esos problemas, causando entre otras cuestiones un gran revuelo en las redes sociales por parte de los ciudadanos, ahora ha pasado la pelota a los políticos, en este caso de Almonte. La playa de la que hablamos es Matalascañas, donde en las últimas semanas se ha notado una carencia de arena y estructuras metálicas y zonas rocosas y piedras han quedado expuestas a los bañistas. Más allá de quedarse sin orilla, se trata de un peligro para los usuarios que se dejan caer por sus playas.
Aunque el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) aprobara el pasado mes de septiembre un aporte de arena de 700.000 metros cúbicos para las zonas más deterioradas de Matalascañas, la teniente de alcalde de Almonte, Antonia Rocío Pérez, ha señalado "es insuficiente frente a la pérdida anual de más de 300.000 metros cúbicos de nuestra costa", asegurando que "el equipo de gobierno seguirá reivindicando soluciones más sólidas". Tildan este paso del Ministerio de "parche, que no cubre lo que verdaderamente necesitamos". Subraya que este aporte "será efectivo apenas para tres años, hasta que la erosión vuelva a amenazar la playa".
Hay que recordar que la playa de Matalascañas dispone de más de cinco kilómetros de arena fina y blanca que se prolongan a ambos lados de la localidad y es uno de los destinos más concurridos de Huelva y de Andalucía. Ha supuesto tanto peligro hasta el punto de que el Ayuntamiento de Almonte se ha visto obligado en verano a prohibir el acceso a algunas zonas de baño realmente peligrosas cuando sube la marea.
El objetivo, según la teniente de alcalde, era "una aportación de dragado de arena mucho mayor, de 2 millones de metros cúbicos, una alternativa también recogida en el proyecto", instando al mismo tiempo al gobierno central que "asuma su responsabilidad" y ofrezca "medidas más permanentes, como la instalación de espigones para contener las fuertes mareas".