Tauromaquia

Feria de Santander: Morante "rompe la barrera" en la despedida de Enrique Ponce de Santander

El diestro cigarrero cuajó una gran faena al segundo y al quinto de la tarde en el día de su regreso a los ruedos

Feria de Santander: Morante "rompe la barrera" en la despedida de Enrique Ponce de Santander
Morante "rompe la barrera" en la despedida de Enrique Ponce de Santander - Lance de Futuro / Arjona
José Antonio RiveroJosé Antonio Rivero 3 min lectura

Volvió Morante de la Puebla. Sin quererlo, el torero sevillano ensombreció la despedida de Enrique Ponce del coso santanderino, y lo hizo con una gran faena en el segundo de la tarde y otra aún mayor en el quinto. "Estoy contento por el esfuerzo, lo conseguido y por romper la barrera de estar parado. El toro ha sido muy mirón. Al principio salió con la vista torcida y poco a poco se ha ido interesando, aunque nunca ha perdido esa forma de dejar de mirar los trastos", dijo el maestro de La Puebla del Río tras su regreso a las plazas después de más de un mes parado por sus problemas mentales.

"El toro tenía mucha rabieta aún siendo un toro potable. Ha tenido el defecto de intentar picar con el pitón la muleta siempre. Ha sido una guerra entre dos. Me alegro de que la gente haya disfrutado", expresó Morante, que protagonizó una faena preciosa en el quinto de la tarde.

Con toros de Domingo Hernández, el quinto salió con algún que otro extraño, pero Morante dejó un capotazo y una media sobre el pitón izquierdo del astado. El cigarrero esperó mucho en la muleta, hizo un exquisito toreo pese a que el toro fijaba mucho la mirada. En su regreso, Morante acabó el quinto con una oreja.

Antes, en el cuarto de la tarde, Enrique Ponce recibió a un toro que pareció hacerse daño en los cuartos traseros. Cuidando las formas y la pulcritud en su estética, Ponce lo remató con buenos naturales y una estocada que le valió dos orejas.

De rodillas, así recibió Fernando Adrián al tercero, con dos verónicas tras algún apuro, pero se pudo reponer sin mayores consecuencias. Dos orejas tras un buen toro de Domingo Hernández que aportó una faena de mucha intensidad.

El segundo era el que significaba el regreso de Morante una vez superados los problemas psicológicos que le obligaron a parar a principios de junio. El sevillano brindó la faena a Pedro J. Marques, su apoderado. El diestro cigarrero se empleó desde el principio, exigiendo mucho al toro y acabando con una oreja.

El primer toro de la tarde salió con mucha nobleza y recibió dos verónicas de Enrique Ponce, que brindó la faena a Morante de la Puebla. Ponce acabó haciendo trabajar mucho al toro, exprimiéndolo al máximo, acabando con una estocada en lo alto y oreja tras aviso.