Si hay algo que impresiona de Luis de la Fuente es su físico. A sus 63 años, el seleccionador español mantiene un estado de forma envidiable, muy por encima de lo que estamos acostumbrados a ver en hombres de su edad. "Para mí esto (entrenar en el gimnasio) es el momento relax, es una hora en la que estoy pensando sólo en mis cosas, en mí; a veces pienso en trabajo y otras veces pienso en nada", contó en el programa 'Informe Plus' de Movistar.
El entrenador riojano ha sido preguntado muchas veces sobre su físico y su entrenamiento. En una entrevista con Relevo, De la fuente indicó que 'simplemente' era "trabajo, trabajo y trabajo. Ser disciplinado. Yo siempre hablo de valores, disciplina y capacidad de esfuerzo y sufrimiento. Esa es mi dieta. Para mí el deporte es una forma de vida, más allá de verme mejor o peor. Me han educado así, hago deporte desde que tengo uso de razón y ahora sé que sin deporte no podría vivir".
Poco más se conoce sobre su rutina, pero lo que está claro es que el seleccionador nacional se 'machaca' en el gimnasio. Sin duda él es el mejor ejemplo de que se puede estar en plena forma sin importar la edad. Alcanzar su físico quizás es demasiado exigente para los demás, pero hacer deporte a partir de los 50 años es fundamental para la salud, por eso aquí van algunos consejos para superar cualquier barrera puesta por la edad y seguir entrenando.
Si bien es cierto que la fuerza muscular disminuye de forma gradual desde los 30-40 años, produciéndose una disminución del 15% al llegar a los 60, lo cierto es que seguir ejercitándote hace que se puede combatir mejor esa situación completamente natural y denominada sarcopenia.
Desde la Sociedad Española de Medicina del Deporte explican que "al disminuir la fuerza aumenta el riesgo de caídas y enfermedades degenerativas", por eso el seguir entrenando fuerza hace que se reduzca el riesgo de lesiones, mejore la neuroplasticidad y la fuerza e incremente el gasto metabólico.
Eso sí, hacer entrenamientos de fuerza no supone levantar una barra con mucho peso. Lo ideal es trabajar incrementando poco a poco el número de series y repeticiones, así como la velocidad del movimiento articular, yendo poco a poco. Cada persona tiene un peso adecuado para entrenar, siendo lo ideal saber intercalar entrenamientos de pocas repeticiones y mayor peso con otras de muchas repeticiones y poco peso.
"Hay una comunicación cuerpo-mente que cada vez está más clara cuando hablamos de demencias y, en concreto, del alzhéimer. Lo que podemos hacer con el ejercicio físico es mejorar el estado del cerebro para retrasar la aparición de estos problemas, porque el cerebro va a ser más resiliente. No solo va a mejorar la circulación de los vasos cerebrales, también se van a regular los neurotransmisores y las endorfinas y hará que se liberen factores de longevidad y de neuroprotección. Esto va a aumentar las conexiones sinápticas", afirma Coral Sanfeliu, directora del Grupo de Neurodegeneración y Envejecimiento del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona.
También está la opción de explorar otras disciplinas y entrenamientos. El pilates es un muy buen entrenamiento para alternarlo con ejercicios de fuerza.
Sobra decir que la alimentación es fundamental, es así a lo largo de la vida y no deja de serlo cuando se van cumpliendo años. A partir de los 50 años es aconsejable reducir la ingesta de calorías diarias y dar prioridad a determinados alimentos que contengan nutrientes como el calcio. Al igual que el entrenamiento, cada persona necesita sus propias pautas de nutrición, por eso siempre es importante ponerse en manos de un experto que nos indique cuál es el mejor plan de entrenamiento y nutrición para nosotros.