El
Baloncesto Sevilla viaja a la capital de
España para al menos recuperar mañana sensaciones frente al
Real Madrid, en un encuentro en el que, en teoría, los de Luis Casimiro no cuentan con una misión muy al alcance de su mano. Sin embargo, no todo son malas noticias para los hispalenses, quienes se aferrarán a sus armas para dejar atrás el mal regusto de las derrotas frente a
Estudiantes y
CAI Zaragoza. En el plano preocupante, son varios los aspectos a tener en cuenta. El principal, que los de Pablo Laso encaran el duelo tras dos traspiés consecutivos, en
Liga Endesa frente al
Laboral Kutxa y, el pasado jueves, en la segunda jornada del ‘Top 16’ de la Euroliga ante el
CSKA Moscú.
Los precedentes tampoco están de parte de los sevillanos, que han perdido los 14 últimos encuentros contra los matritenses. La última victoria se remonta a los ‘play off’ de la 2009/2010, aunque el Real Madrid terminaría remontando esa serie de cuartos para iniciar su racha. Si se observa el balance general, la renta blanca asciende hasta el 41-19. No obstante, en ‘play off’ mandan los visitantes por 6-5.
Los duelos entre
Laso y
Casimiro tampoco favorecen al manchego, quien va por detrás claramente (9-2). Por si fuera poco, se miden el mejor ataque (Madrid, con una media de 90,5 puntos por partido) y la peor defensa (Baloncesto Sevilla, que encaja 85,4 por encuentro).
Sin perder la fePero no todo es negativo, también hay alguna nota que invita a la esperanza. No en vano, el
C.B. Sevilla, con “poco que perder” como reconocía
Nachbar, no cuenta con la presión de jugar frente a un equipo de ‘su Liga’. Por otra parte, los blancos cuentan con dos importantes bajas,
Rudy Fernández y
Sergio Llull, y saltarán al parquet madrileño con el cansancio arrastrado por su reciente desplazamiento continental a tierras rusas.
Otra de las taras de los locales, y que comparten con su adversario, son las pérdidas de balón. “Si queremos ganar aquí, con 17 pérdidas de balón es muy difícil”, lamentaba Laso sobre el partido ante el CSKA. El C.B. Sevilla deberá aprovechar cualquier resquicio, por pequeño que sea.