Tosca ya está plenamente instalado en
Sevilla junto a su pareja y su hijo de un año, ese al que dedica casi todo su tiempo cuando no está entrenándose o jugando. “Un niño te cambia la vida”, confiesa el central cuando es cuestionado por su vida lejos de los terrenos de juego. Desde su llegada no ha perdido el tiempo. “He tenido la oportunidad de conocer la ciudad, es muy bonita. Y el tiempo aquí es fantástico”, concede
Tosca, quien se declara aficionado al jamón desde antes de su llegada. “Aquí os gusta mucho el jamón, en mi país también. También soy aficionado al marisco”, cuenta el jugador de
Alexandria que hace una promesa: “En un mes estoy hablando español”.