El Bar Cástulo, un histórico de Heliópolis, ante el reto de la reforma del Villamarín

El Bar Cástulo es mucho más que un negocio en Heliópolis. Con casi 40 años de historia, este emblemático establecimiento ha sido testigo de la evolución del Betis y su entorno, convirtiéndose en un punto de encuentro para varias generaciones de aficionados. Su actual dueño, Moisés, tomó el relevo de su padre, Joaquín, y ahora se enfrenta a un desafío importante: los dos años de obras en el Benito Villamarín que trasladarán los partidos a La Cartuja, afectando a bares y comercios de la zona.

Para negocios como el Cástulo, los días de partido suponen un impulso económico clave, ya que cientos de aficionados llenan las calles, consumen en bares y restaurantes y generan una atmósfera única en Heliópolis. Sin embargo, esta misma afluencia también ha sido motivo de quejas por parte de algunos vecinos, que lamentan el ruido y el bullicio que se genera antes y después de los encuentros. Aun así, la mayoría acepta esta situación porque es algo puntual y, en el fondo, el Betis forma parte de la identidad del barrio.

El Cástulo no solo es un bar para los béticos, sino un lugar de tradición y encuentro entre generaciones. Esta conexión generacional es lo que hace que Moisés mantenga la esperanza de resistir estos dos años sin la habitual afluencia de aficionados, confiando en la fidelidad de sus clientes y en el arraigo del Cástulo en el barrio.

Ahora, con la reforma del estadio en marcha, Heliópolis se prepara para una etapa de cambios, donde negocios como el Cástulo tendrán que reinventarse y adaptarse a una nueva realidad sin el fútbol como motor económico.