Si hay un torneo en la temporada tenística que sea superior estéticamente al resto de los que se disputan, este es sin duda alguna Wimbledon, el cuál se disputa a partir del próximo lunes, y se va a alargar durante dos semanas en el All England Tennis Club de Londres. El blanco impoluto que están obligados a lucir todos los jugadores y todas las jugadoras, contrasta con el verde perfecto de las pistas que pueblan el exclusivo club, que durante dos semanas se convierte en el centro neurálgico del tenis mundial.
Precisamente ese es uno de los símbolos del evento, la perfección que tienen las pistas, que no dejan de ser de césped natural, y por la cantidad de horas que pasan los jugadores jugando en ellas suelen sufrir. Además, este año se han encontrado con que en la capital inglesa hace mucho más calor del que acostumbra normalmente, lo que ha obligado a la organización a tomar una decisión. Y es que la mayoría de los protagonistas están desde hace días en la ciudad, ya sea porque han jugado Queen's, o porque prefieren llegar con tiempo, y a diferencia de la gran mayoría de pruebas, no pueden entrenar allí, si no que lo hacen en el Aorangi Park, que eso sí, está en las mismas instalaciones.
Esto se hace para poder mantener perfecto el manto verde, aunque para que los profesionales puedan tener una pequeña toma de contacto inicial antes del evento, se ha hecho una pequeña excepción, y es que tendrán dos días para practicar en el lugar donde desde el lunes se la van a jugar. A partir de mañana miércoles y hasta el sábado son los días indicados, pero tendrán que elegir, entre hacer la primera sesión miércoles o jueves; y la segunda viernes o sábado.
Mientras en el Aorangi Park se puede entrenar con ropa de color, de cara a los días en los que está permitido hacerlo en las pistas principales, los tenistas van a tener que desempolvar el blanco impoluto con el que cada año saltan aquí a las pistas. Este es uno de los atractivos de Wimbledon, y es habitual que los mejores tenistas tengan ropa especial para jugarlo, como es el caso de Roger Federer, de quién se recuerdan los históricos y elegantísimos polos que lucía. Por otro lado, no todo es blanco, pues desde el año pasado las profesionales de la WTA pueden usar ropa interior que no sea blanca.