"Quiero demostrar al mundo que soy capaz de hacerlo bien en este torneo. Es mi evento favorito y me permite aproximarme al estilo de juego que más me gusta y con el que empecé a jugar cuando era un niño, que era el saque-volea y ser muy agresivo, yendo siempre hacia delante. Si tengo la mente clara y un buen nivel acierto, sé que esta superficie me permite cosas que en otras no puedo hacer". Con esas palabras se presentaba Stefanos Tsitsipas en la previa de su duelo de segunda ronda de Wimbledon ante el finlandés Emil Ruusuvuori.
El tenista griego, que ahora mismo ocupa el puesto 11 del ránking ATP, venía de ganar en tres sets al japonés Taro Daniel y aparecía como claro favorito ante el nórdico. No obstante, Ruusuvuori ya ha demostrado este año ser un tenista muy peligroso y que tuvo contra las cuerdas a Daniil Medvedev en el Open de Australia, donde el ruso sería, a la postre, subcampeón del torneo.
Si entonces, al finlandés se le escapó un partido que dominaba por dos sets a cero y estaba mejor en la tercera manga, ante Tsitsipas, Ruusuvuori no ha perdonado y ha dado la gran sorpresa de esta cuarta jornada del torneo londinense, al que sólo le falta el duelo de Zverev para cerrar el cuadro masculino.
"Este torneo supone nuevas ilusiones y frescura para mí. El césped es la superficie más agradable para el cuerpo de un tenista, y también para el alma y la mente. Siento que se genera una gran armonía e implica libertad. No estoy aquí simplemente para ganar unos partidos, sino que deseo realmente hacer algo grande. Siento que mi juego va amoldándose a esta superficie poco a poco", añadía el griego.
Emil Ruusuvuori ganó por 7-6(6), 7-6(10), 4-6 y 6-3 y dejó a Tsitsipas sin opciones de recuperar su plaza en el Top-10. El tenista griego defendía los octavos de final que alcanzó el pasado año, lo que hace indicar que podría perder, incluso, alguna posición más.
Metido en varias polémicas, la última con su antiguo preparador físico, el tenista heleno no sale de espiral negativa que le ha llevado a perder terreno en los últimos meses y de la que sólo logró sacudirse en el arranque de la temporada de tierra (Montecarlo y el Conde de Godó). Desde entonces, los cuartos de final de Roland Garros -en los que perdió con Alcaraz- y esa misma ronda en Roma -cuando cayó ante Jarry- son sus mejores resultados.