No todo es bonito para Carlos Alcaraz: los contras de Roland Garros

El campeón del mundo empieza este lunes 29 de mayo su andadura por Roland Garros, con la condición de primer favorito del cuadro, pero con los pies en la tierra

No todo es bonito para Carlos Alcaraz: los contras de Roland Garros
Carlos Alcaraz, la nueva estrella del tenis español. - UES
Adela RequenaAdela Requena 6 min lectura

Carlos Alcaraz empieza este lunes 29 de mayo su andadura por Roland Garros, con la condición de número uno mundial y primer favorito del cuadro. El murciano, que se perdió por lesión el Open de Australia, debutará con Flavio Cobolli, el 159 del mundo y procedente de la previa.

El tenista murciano es favorito para ganar Roland Garros y tiene el privilegio de contar con grandes tenistas que le guían en el camino. En este sentido, Juan Carlos Ferrero es ahora su lazarillo. Y es que Ferrero sabe lo que es ganar Roland Garros. Pero también sabe lo que es no ganarlo cuando todo el mundo piensa que sí lo hará.

El ex jugador de tenis alienta la misma ambición que su pupilo, levantar el próximo 11 de enero la Copa de los Mosqueteros que él izó al cielo de la capital francesa el 8 de junio de 2003.

"Es el que mejor ha jugado en tierra batida", afirma el ahora entrenador. Ferrero rememora los nervios de aquel día, en el que llegaba con mucha presión tras dos semifinales y una final perdidas, pero también con más experiencia que su rival, el neerlandés Martin Verkerk.

"Como Verkerk ganó a Moyá, eso me puso muy nervioso. Pero una vez en la pista me dije que él tenía menos experiencia que yo en ese tipo de partidos y eso me ayudó a conseguir la victoria", señala el levantino, que se impuso en tres sets, 6-1, 6-3 y 6-2 en una de las finales con menos juegos de la historia.

El tenis de ahora vs el de Ferrero

El entrenador ha visionado ese partido junto a Alcaraz y asegura que aunque la joven generación prefiere "los mejores momentos antes que un partido completo", sí le ha servido para trasmitirle "detalles, como el lenguaje corporal, las formas,...". El joven talento le hace bromas sobre el tenis que se practicaba entonces y el actual. "¿Qué pasa, que no te iba la bola? ¿Le pegas muy flojo?".

Ferrero pone su experiencia al servicio de uno de los tenistas más prometedores de la nueva generación, que con 19 años levantó su primer Grand Slam y que ahora disputa su primer grande con el número 1 del mundo a la espalda.

En ese laberinto que consiste en combinar las expectativas con la realidad, la ayuda de Ferrero es clave. "Conocer el circuito, los jugadores, ayuda. Me permite darle consejos y decirle lo que va a sentir cuando entra en la pista. Aprovechamos este tipo de cosas", apunta. Es el guía que necesita un jugador que comienza a descubrir las alturas del ranking, a moverse entre los mejores con el peso de las esperanzas de miles de aficionados sobre sus espaldas.

Combatir la presión

"La presión siempre está ahí, en todos los jugadores, en todas las citas. Pero tratamos de seguir nuestro camino. El hecho de que ya ha ganado un Grand Slam le puede ayudar a convencerse de que puede volver a hacerlo y controlar la presión. Estamos preparados para hacer un gran torneo", analiza.

El ahora entrenador alcanzó el número 1 del mundo tras su triunfo en París y cree que ahora la presión es mayor, porque los aficionados están más presentes a través de las redes sociales y se sacraliza más la figura de los jugadores.

Ferrero cree que su pupilo ha dado un salto de personalidad tras imponerse en Nueva York, pero también ha mejorado su tenis. "Es incontestablemente mejor jugador", afirma. "Todavía quedan cosas, como se demostró en Roma. Si tú tienes un día regular y tu rival uno bueno, te vas a casa. Ser el mejor hay que demostrarlo", señaló en referencia a la derrota de Alcaraz en la segunda ronda del torneo italiano contra el húngaro Fabian Marozsan, que era 135 del mundo.

Si tras la victoria en el Abierto de Estados Unidos Ferrero dijo de Alcaraz que estaba al 60% de su potencial, ahora asegura que ha progresado.

Alcaraz ha madurado y es más jugador

"No sabría decirte cuánto, pero es más jugador, ganar un Grand Slam le ha hecho madurar más que en condiciones normales. Las lesiones también le han hecho ver que no todo es bonito en el tenis. Por eso es mejor jugador ahora. Ha crecido, se ha dado cuenta de cosas", indicó. Entre sus principales mejoras, apunta, está la consistencia en el juego, que le lleva a no regalar puntos, pero también la lectura de los partidos, incluso antes de que comiencen.

Ferrero sabe que el trabajo es largo y que buena parte del éxito dependerá de que Alcaraz no se crea superior. Su sueño está en verle recibir la copa, 20 años después de que él la recibiera de Yannick Noah, el último francés que ha ganado hace ahora 40 años.