Danielle Collins ha hecho historia. Partiendo en el Masters 1.000 de Miami lejos del nutrido grupo de candidatas al título, este sábado 30 de marzo de 2024 ha completado la mayor gesta de su carrera al imponerse en la final del Miami Open a Elena Rybakina; sí, ha batido a la gran favorita por 7-5 y 6-3 para conseguir lo que ya es un mítico triunfo que le hace pasar al primer plano del tenis mundial por méritos propios.
Echando un ojo a su trayectoria en el campeonato que se ha disputado en Florida, Collins se clasificó para la primera final de un Masters 1.000 en su carrera arrasando en su semifinal a Alexandrova por 6-3 y 6-2 en una hora y 15 minutos. Tras desarrollar un fantástico juego, estaba por ver si sería capaz de reproducirlo en la final ante Rybakina. Pues bien, lo ha hecho y con creces.
La jugadora estadounidense, nativa de Saint Petersburg (Florida) y de 30 años, se convirtió en la sexta campeona más veterana en la historia del torneo de Miami y en la sexta norteamericana capaz de gana este torneo. Colocó su nombre al lado de leyendas como Martina Navratilova (1985), Chris Evert (1986), Venus Williams (1998, 1999 y 2001), Serena Williams (2002, 2003, 2004, 2007, 2008, 2013, 2014 y 2015) y Sloane Stephens (2018). Número 53 del mundo, Collins es la jugadora con ránking más bajo capaz de triunfar en Miami y luce ahora tres títulos en sus vitrinas en el circuito WTA. Firmó la segunda victoria de su carrera contra rivales que forman parte del top-5 del ránking mundial.
A partir de este lunes, Collins, que llegó a ser número siete del mundo, ocupará la plaza número 22 en el ránking WTA. Para Rybakina fue la segunda derrota consecutiva en la final de Miami. En 2023 fue la checa Petra Kvitova la que negó el título a la kazaja, que buscaba su tercer torneo WTA 1.000.
Rybakina, campeona este año en Brisbane y Abu Dhabi, era la tercera jugadora con más victorias en la WTA (60), detrás de la polaca Iga Swiatek (79) y Jessica Pegula (63). Para Collins era la primera final en un WTA 1.000 y para Rybakina era la quinta, pero la jugadora estadounidense demostró no sentir la presión. Encaró el partido con carácter y gestionó con coraje los momentos más delicados.
El primer set lo cerró en su tercera oportunidad de 'break' en un juego con el que certificó el 7-5 tras casi una hora de partido. Collins volvió a colocarse una rotura arriba en el tercer juego del segundo set, pero no logró consolidarla y sufrió su primer 'break' de la final. Sin embargo, esa fue la única bola de rotura que Rybakina consiguió convertir de las diez que consiguió y eso acabó pasándole factura. Con 5-3 en el luminoso, la estadounidense necesitó cuatro bolas de partido, pero finalmente pudo sentenciar con un revés cruzado que le entregó su primer título WTA 1.000.