Aryna Sabalenka vive un momento de gloria pese a no haber podido revalidar su corona australiana hace unos días. Madison Keys se la arrebató en Melbourne para sumar el primer Grand Slam de su carrera. Y la bielorrusa no dudó, primero, en pagarla con su raqueta, pero minutos después rebajó pulsaciones e incluso bromeó con su cuerpo técnico durante su comparecencia mediática a pie de pista.
Así, en la última entrevista concedida por la número uno del mundo del ranking WTA, se ha sincerado sobre su estado anímico y ha hecho una confesión sobre la batalla que más le ha costado superar en el tenis. Concretamente, ha sido en Flaunt donde ha hablado alto y claro sobre su nueva personalidad: “La mayoría del tiempo pierdo. Aprender a perder es la lección más difícil que hay. Lo primero es que no aceptas la derrota y te comportas como una bruja. Aprender a perder y aun así ser una buena persona y entender que solo es un instante es duro. Soy la número uno del mundo, pero solo he ganado cuatro torneos. Es importante seguir disfrutando de la vida mientras no estás teniendo el éxito que te gustaría tener en la pista”.
Y para poder hacerlo, ha tenido que saber desconectar de su profesión: "Soy muy competitiva. Y soy agresiva en algunos aspectos en la pista, es un poco locura. Tienes que estar en guardia, algo que es muy difícil de controlar, estar así durante todo el día. Cuando no estoy entrenando, solamente intento hacer cosas que me den alegría. A veces, tan solo es ir a una cafetería a tomar un café. Simplemente disfrutas del lugar, te sientas a tomar tu bebida, ves Instagram y haces alguna tontería. Desconectar. Es importante".
En su día a día, tiene muy claro quienes son sus principales fuentes de motivación: “Sin duda, mi familia y mi comunidad son los que me motivan a seguir adelante. Tuve momentos en los que me quise rendir, pero pensaba: 'no puedo rendirme, quiero que estén orgullosos de mí, llevarles algo de positividad a sus vidas porque se alegran cuando gano'. Y quiero ser un gran ejemplo para mi hermana. Tiene 11 años menos que yo y quiero que vea un buen ejemplo en mí, igual que yo lo vi en mi padre”.
Y ha sido en este apartado de su vida donde ha rememorado su 'partido' más difícil en el tenis, cuando falleció su padre: "De verdad que no sé qué pasó con mi salud mental, pero hubo un año en el que no podía sacar. Si cometes doble falta durante todo el partido, no puedes llegar al nivel que quería alcanzar: ganar un Grand Slam. Estuve sufriendo durante un año y medio. Una día pensé: 'está bien, se acabó, no puedo'. De alguna manera era vergonzoso. No podía encontrar una solución y pensé que quizá era una señal para dejarlo".
Ahora, tras alcanzar la cima del tenis, se muestra satisfecha y plena de todo el camino recorrido: “Cuando alcanzas el nivel en el que sueñas estar, a pesar de los sacrificios y traumas, miras atrás y te sientes muy agradecida. Esa es la mejor sensación. Eso me hace entender que durante toda mi vida he hecho lo correcto. No ha sido una pérdida de tiempo”.