La fase previa de Roland Garros ya ha dejado una clara muestra de lo que significa el tenis para Francia cuando se trata de este torneo. Con las gradas llenas pese a que aún no ha empezado la competición a lo grande y con un público totalmente entregado. Sobre todo, con los suyos. Y precisamente el protagonista de la última sorpresa en tierras galas ha sido un francés, Lucas Pouille.
A sus 29 años y después de superar su adicción al alcohol, ha ganado sus tres duelos para colarse en la fase final. Una gesta deportiva pero, sobre todo, personal que hizo que el tenista francés rompiese a llorar en cuanto se sentó en su silla, al igual que sus familiares en la grada. Sin duda, la imagen de la superación, la de haber dejado atrás los demonios y la de haberse reencontrado a sí mismo. A ese que estuvo en su día en el Top 10 del tenis mundial en 2018.
Arropado en todo momento por un público conocedor de sus problemas, Pouille tuvo que sudar de lo lindo para derrotar al austríaco Jurij Rodionov. De hecho, la primera manga la perdió por un contudente 1-6. Ya en el segundo set se impuso el tenista galo por 7-5 y en el definitivo tercer set le endosó un 6-0 para completar su hazaña.
Atrás queda ya esa entrevista en L'Equipe en la que reconoció haber tenido que lidiar con una depresión y su afición a la bebida: "Empecé a tener un lado más oscuro y a entrar en una depresión que me llevó a dormir sólo una hora por noche y a beber solo (...) Me levantaba con los ojos hinchados. Todas las mañanas, Félix (su entrenador) me preguntaba: '¿No duermes? - Sí, sí, tengo alergia, a la moqueta, al polen, a la hierba'... Le mentía. Me encerré, no se lo dije a nadie".
Cabe recordar que Pouille no juega una final del circuito ATP desde marzo de 2018, cuando perdió ante Roberto Bautista en el último duelo en Dubai, pero meses después disputaba las semifinales del Open de Australia frente a Novak Djokovic. Anteriormente, entre 2016 y 2018, jugó hasta nueve finales, ganando cinco títulos. Además alcanzó los cuartos de final de Wimbledon y el US Open en 2016.
"Estaba en una mala fase. Y tomé la decisión de decir basta. Si no, habría acabado en el manicomio. Por mi salud mental, tuve que dejarlo", revelaba en L'Equipe el jugador galo.
A la espera de conocer su rival en la primera ronda del segundo Grand Slam de la temporada, Pouille admite que tiene un sueño que le ha devuelto las ganas por regresar al primer plano tenístico: "Vuelvo con ganas de jugar, de ganar partidos, con el objetivo de darlo todo para intentar vivir un sueño y disputar los Juegos Olímpicos de París".