Se acabó el sueño. Dominic Thiem es uno de los tenistas más representativos de Roland Garros en la segunda década del siglo 21, donde entre 2016 y 2020 encadenó dos finales, des semifinales y unos cuartos de final en la prueba parisina. Pese a que su mayor victoria fue en el US Open, el torneo de su vida es el parisino, y por eso soñaba con despedirse de él disputando el cuadro final por última vez, ya que hace pocas semanas anunció que el torneo de Viena de esta campaña iba a ser su despedida del tenis profesional. En circunstancias normales, a alguien con su bagaje la organización le debería haber ofrecido una invitación, pero no fue así y si quería jugar el cuadro final, debía ganárselo en la previa.
En la primera ronda del durísimo clasificatorio ya estuvo contra las cuerdas ante el italiano Agamenone, pero después de caer en el primer set se vio aupado por una Suzanne Lenglen hasta la bandera y mejoró su juego para pasar a la siguiente fase en un tramo final de partido que recordó a sus mejores momentos. No obstante, era solo el primer paso y debía vencer dos partidos más para estar a partir del domingo disputando el cuadro final.
El primero de esos dos pasos no era nada fácil, ya que tenía enfrente al finalndés Otto Virtanen, un joven de 22 años que ocupa el puesto 156 de la ATP. En una Lenglen de nuevo rozando el lleno y con un ambiente que parecía de Copa Davis se plantó Domi, que sin embargo recordó al tenista que ha penado por el circuito los últimos años tras una lesión de muñeca que le complicó mucho su carrera, hasta el punto de llevarlo a la retirada con 30 años.
En primer set fue un monólogo del finés, que lo acabó cerrando por 6 a 2 sin muchos problemas. Thiem encadenaba buenos golpes con desconexiones y errores no forzados impropios de un tenista que llegó al número 3 del mundo. Esa irregularidad le acompañó al segundo set, donde pronto cedió el serbio, en el cuarto juego, sin embargo, en el quinto sacó fuerzas y logró recuperar lo perdido primero y aguantar el saque para acabar poniendo el tres a tres. Así se mantuvo el empate hasta el 5 iguales, donde con saque de Virtanen y Thiem jugando su mejor tenis, hasta el punto de que iba 0 -30, pero en ese momento el duelo se suspendió por la lluvia y retrasó el desenlace.
En la vuelta a la pista, el escandinavo sacó su potente saque a relucir y redujo la distancia, incluso se sobrepuso a una bola de rotura, para obligar a Domi a sacar para mantenerse, algo que no consiguió. Tras salvar dos bolas de partido, la segunda con una derecha antológica, no pudo más y en la tercera Virtanen cerró el duelo, quedándose a un partido del cuadro final y acabando así con el legado de Dominic Thiem en Roland Garros. Eso sí, el austríaco se llevo un caluroso homenaje del torneo y del público, que eso sí, debería haber sido en el torneo oficial.