El 2024 no ha sido un año bueno para él, al menos, desde el punto de vista profesional. Y aunque hay algunos que todavía se lo achacan a su relación con Paula Badosa y aquello de que el amor distrae, Stefanos Tsitsipas ha analizado su temporada con mucha más perspectiva y se ha mostrado tranquilo de estar en el camino correcto, aunque no sea el más deseado en estos momentos.
Y es que al tenista heleno le ha costado asimilar pasar de ser uno de los primeros espadas a no clasificarse ni para las ATP Finals. Cabe recordar que fue el vencedor de las mismas en 2019 y este curso se ha tenido que conformar con ir de segundo suplente.
Su posición en el ranking ATP le dejó sin plaza de 'maestro' este año y el griego ha confesado que se ha llevado un palo. Lo ha hecho en Puntodebreak, donde ha hecho un balance muy sincero de este curso: "No formar parte de las ATP Finals este año ha sido un baño de humildad, y me ha enseñado el valor de la resiliencia y la perspectiva. La persigo, pero he entendido que la perfección no existe dentro de mí, y eso está bien. Incluso si la deseas, no va a llegar solo porque ese pensamiento exista: la diferencia real reside en la ejecución y el esfuerzo consistente".
Alzar su tercer Masters 1000 en Montecarlo ha sido la única nota positiva de un ejercicio en el que se ha distanciado de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. Además, la ruptura definitiva con su padre, Apostolos, y el fichaje del seleccionador de Copa Davis griego, Dimitris Chatzinikolaou, como entrenador principal, también le ha trastocado los planes, aunque reconoce haber tomado la mejor decisión: "El cambio no es, necesariamente, algo malo. Es un proceso que requiere de paciencia y de compromiso, incluso si los resultados no lo muestran de inmediato. Confío en que estos cambios me lleven a donde quiero estar".
Ahora mismo, Medvedev y Zverev son sus rivales más directos ahora mismo, pero para alcanzarles es consciente de que deberá mejorar su saque y su derecha. Muchos piensan que el griego ya ha tocado techo y que no volverá al top 10, si bien, con 26 primaveras Stefanos cree que todavía tiene mucho camino por delante que recorrer y mucho que demostrar. Y mientras tanto, el refugio de Paula Badosa le sirve para curarse sus heridas y ver que el mejor ejemplo de superación lo tiene en casa.