"Todavía no tengo una idea clara de quién será mi nuevo técnico, o si habrá alguno; desde que era niño he tenido entrenador y ahora trato de discernir por mí mismo qué es lo que necesito y con qué me siento más cómodo. Informaré de cualquier novedad", señalaba Novak Djokovic hace unos días, cuando anunciaba su separación de Goran Ivanisevic tras muchos años de colaboración y afirmaba que ésta había sido "todo lo positiva que una separación puede ser".
Su inminente regreso a la competición, en una semana en Montecarlo, y el hecho de afrontar una parte clave de la temporada, en la que, en tres meses y medio, tiene confirmados dos Grand Slam y tres Masters 1000 hacen dudar de cómo llegará. Más aún cuando, salvo en el Open de Australia, cuando llegó a semifinales, apenas ha jugado en los tres primeros meses del año, ya que sólo disputó algunos partidos de la United Cup, en la que se lesionó, y dos en Indian Wells.
Al menos parece haber encontrado una solución provisional. Y ha sido precisamente en Serbia, donde desveló que se había separado de Ivanisevic cuando fue al homenaje a uno de sus mentores, Nikki Pilic.
Allí se ha estado entrenando junto a su compatriota Nenad Zimonjic, ex número uno de dobles y capitán de Copa Davis, que pese a llevar bastante tiempo sin jugar, nunca ha anunciado su retirada y todo hacía indicar que podría volver esta temporada, a sus 47 años.
Aparte de Zimonjic, también se ha estado entrenando junto al también serbio Dusan Lajovic en las pistas de Belgrado, pero sería el primero el que le ayudaría en esta etapa antes de dar el paso definitivo para decidir su futuro. Nenad Zimonjic ya estuvo en su equipo de forma puntual y fue partícipe de su último título en Wimbledon. En su día dijo que no podía comprometerse a ayudar a Djokovic a tiempo completo por todos los viajes que implica, pero tal vez sí podría hacerlo ahora que todo el calendario próximo se concentra en Francia, Italia, España e Inglaterra.
Ya lo dijo la exnúmero uno Samantha Stosur, entrenar a un tenista como Novak Djokovic no es "el trabajo más fácil del mundo", tiene mucha exigencia por la obligación de ganar y mucho desgaste; y los cambios a veces, aunque sean puntuales o por pequeños que sean, son la mejor solución.