Si el estado de un deporte se midiera en cuál es el nivel de su mejor jugador, el tenis estaría en un momento maravilloso. Y es que Jannik Sinner se ha destapado como el gran dominador absoluto del circuito, un dominio que en la pista rápida se nota aún más aplastante. Un ejemplo ha sido el Open de Australia de estas semanas, en el que el de San Cándido ha pasado por encima de todos y cada uno de sus rivales con mucha solvencia, hasta coronarse arrasando en la gran final a Alexander Zverev, el segundo de la ATP.
Todo eso lo ha conseguido mientras sobre sus hombros se cierne una sombra muy oscura, la del dopaje, pues se va a cumplir un año desde que en el Masters 1000 de Indian Wells diera positivo por clostebol, el cuál se confirmó tras un segundo análisis en Miami dos semanas después. Tras muchas dudas acabó siendo absuelto al demostrar que se había tratado de un accidente por culpa de su fisio, que uso una crema para un corte y le dio un masaje con las manos desnudas, y así entro en su organismo. Pero aún no está claro, porque todo está en manos del TAS.
El organismo va a ser quien decida dentro de unos meses si el transalpino es o no culpable, pero mientras puede seguir jugando, y tras ganar el torneo le han preguntado si le afecta o no en su juego, y lo ha tenido muy claro, ya que según él, puede jugar así gracias a que no es culpable. "Sigo jugando así porque tengo la mente clara. Si supiera que soy culpable, no jugaría así, y ya está. Todo salió de una manera muy positiva, y todavía creo que va a ser así".
Pese a que no ha dejado de ganar, el de San Cándido no lo ha pasado bien y por eso mismo está "muy orgulloso" de haber vuelto a su mejor nivel pese a todo el ruido mediático que tiene sobre él. "Pasan muchas, muchas cosas fuera de la cancha y cuando salgo a la pista, aunque a veces es muy difícil bloquear este tipo de cosas, tengo al equipo y a la gente que está cerca de mí y que confía en mí". Por eso mismo, cuando está jugando solo piensa en concentrarse en el partido, pero no se limita a eso. "Sé que puede ser de tres, cuatro, cinco horas, pero ese es el intervalo del día en el que tengo que estar muy concentrado. También en el gimnasio, tratando de mantener mi rutina, para así pensar un poco menos en lo que está pasando".