Rafa Nadal está viviendo su último año de tenis, tal y como ha declarado por activa y por pasiva allá por donde ha ido. El año pasado aprovechó para desvelarlo en la rueda de prensa en la que confirmó que no solo no iba a estar en Roland Garros, si no que se iba a tomar unos meses de parón antes de volver al circuito, para recuperar por completo tanto su cuerpo como su mente, de cara a un 2024 en el que pudiera ser de nuevo competitivo. No escondió que olía a un final de su carrera, que quería que fuera dorado, con la disputa de los Juegos Olímpicos de París 2024, que además tendrán lugar en las pistas donde se juega Roland Garros, donde que ha levantando 14 veces la 'Copa de los Mosqueteros'.
No le fue tan bien como esperaba, ya que en sus inicios, antes del Open de Australia, volvió a volvió a sentir las molestias que le habían obligado a parar, y cuando parecía estar recuperado, una nueva lesión en el abdominal, que tantos quebraderos de cabeza le ha dado en su carrera, hizo temer lo peor. Pero el manacorí lo sigue intentando, y aunque no estuvo en Montecarlo, sí lo hizo en Barcelona, donde llegó a segundo ronda, y ahora se prepara para el Mutua Madrid Open, donde debutará ante el joven Darwin Blanch. Pero su objetivo sigue siendo el mismo, París.
Tanto jugar del 20 de mayo al 9 de junio por su 15º título, como estar en la cita olímpica. De hecho los JJOO parecían el final de su laureado camino, pero parece ser que no. El de Manacor ha anunciado que estará en la Laver Cup. Esta competición por equipos se disputa en Berlín del 20 al 22 de diciembre y enfrenta a un equipo de Europa contra uno del resto del mundo, y ya vio en 2022 como Roger Federer saltaba por última vez a la pista. Precisamente lo hizo jugando un partido de dobles con el español, su gran rival histórico, como compañero. Ahora falta por ver si esta es la última prueba del ganador de 22 grandes, que hará equipo con Carlos Alcaraz, Daniil Medvedev y Alexander Zverev, aunque aún faltan nombres por anunciarse, y por qué no puede Novak Djokovic uno de ellos. La opción de ver a Nadal jugando con el que está llamado a ser sucesor, o con su mayor enemigo, es golosa. Pero por el bien del tenis ojalá que pueda seguir jugando y se retire en lo más alto, y no cuando su cuerpo le diga basta en forma de otra lesión.