Novak Djokovic logra sacar adelante, una vez más, un encuentro de cuartos de final del Open de Australia tras más de cuatro horas de encuentro, la mayor parte de mismo disputado en unas condiciones en las que el tenista serbio lo pasa mal.
El sufrimiento del número uno del mundo por el calor coincidió precisamente con los dos sets en los que su victoria estuvo en el aire. Taylor Fritz tuvo dos bolas de set en la primera manga, que el serbio neutralizó gracias a su servicio; y el norteamericano volvió a la carga en la segunda, que se llevó gracias a su primer 'break' del partido.
A Djokovic se le veía sufrir y, en cada intercambio, se hidrataba y comía para no 'desfallecer'. Incluso, cuando por fin rompió el saque de su rival en el tercer set y parecía empezar a encarrilar el juego, se enfadó con su banquillo porque no le prestaban atención cuando estaba pidiendo algunos complementos alimenticios.
"Hoy fue uno de esos días en que no disfruté nada en la pista", aseguraba el serbio al finalizar el choque. Se daba la circunstancia de que había pedido a la organización del Open de Australia que le pusieran su partido en el primer turno de la sesión nocturna, que empieza no antes de las 19:00 horas -hora australiana, 9:00 en España- y ésta había optado para la noche por el partido entre Sinner y Rublev y había 'pasado' del serbio, que estaba molesto por la decisión.
Por suerte para él, el encuentro anterior entre Gauff y Kostyuk, que duró más de tres horas, hizo que el comienzo del suyo se retrasara y sólo tuvo que sufrir las inclemencias del sol durante las dos primeras horas, ya que los dos últimos sets ya jugó con la mayor parte de la pista o toda en sombra. "Ha sido un día muy caluroso y empezar con un juego de unos 17 minutos de duración, con peloteos muy exigentes a nivel físicos, condicionó bastante el primer set", admitía Djokovic, que elogiaba el partido de Taylor Friz, que le hizo tener que esforzarse. "Estuve muy incómodo en todo momento porque Taylor jugó muy agresivo, estaba muy encima de la línea de fondo y me quitaba tiempo con sus golpes. Me obligaba a jugar a la defensiva, porque además sacó genial. Hay que dar mucho mérito a lo que hizo porque salió a pista con un plan de juego claro. Por suerte, no tardó demasiado en ponerse la sombra en el estadio y las cosas empezaron a encajar en el tercer set", admitía el serbio.
Djokovic reconoce que a partir del tercer set ya lo pasó mejor y eso también coincidió con sus mejores momentos en pista, en los que pudo decantar el partido a su favor. "Mis sensaciones fueron a mejor. Comencé a sacar bien y resolver sin grandes dificultades mis juegos al servicio. Y eso hizo que pudiera restar mucho mejor. Estoy muy satisfecho con la manera en que he jugado el tercer y cuarto sets", añadía.
Pese a todo, Djokovic, feliz por el partido, no hacía sangra con la dirección del torneo y se mostraba conciliador. "El calor fue notable y lo que tiene esta superficie es que lo absorbe mucho, así que la temperatura para nosotros es más alta que en las gradas. Se hizo difícil controlar el ritmo cardíaco y la respiración, porque jugamos a una gran intensidad y el gasto de energía es muy superior al tiempo disponible para recuperarse entre puntos. Hay días en los que toca aceptar la situación y saber sufrir..." afirmaba.