Wimbledon ya es historia, el tercer Grand Slam de la temporada ha dejado la confirmación de que Carlos Alcaraz es el mejor tenista del momento, ya que pese a que en el ranking esté el tercero, principalmente por culpa de un inicio de campaña irregular, el hecho de haber vencido en poco más de un mes en París y Londres, le colocan indiscutiblemente como el hombre a batir. Eso sí, ahora le viene por delante una época en la que defiende menos puntos y puede dar el salto a esos dos puestos principales de la ATP; aunque primero, los Juegos Olímpicos.
El murciano defendió con éxito los 2.000 puntos que ganó el año pasado y continúa con 8.130 puntos, estando a sólo 230 de Djokovic, al que superó en esa final disputada en la pista central del All England Tennis Club, y a 1.760 de Sinner, quien cayó en los cuartos de final ante Daniil Medvedev. Esta distancia es corta con respecto al de Belgrado y ya más sustancial en relación al de San Cándido, pero cabe reseñar que en la segunda parte de la temporada, tras los Juegos Olímpicos de París 2024, el tenista español no defenderá tantos puntos, ya que terminó 2023 sin ganar ningún título después de su éxito en Wimbledon. Mientras que Djokovic y Sinner fueron los mejores en esa etapa, y a poco que Alcaraz mejore, les puede dar caza.
Entre Cincinnati, Toronto y el US Open, Alcaraz tiene que defender 1.500 puntos, por los 1.190 de Sinner y los 3.000 de Djokovic. El de El Palmar está de nuevo en la pelea por terminar la temporada como líder del circuito, algo que sobre todo se daría en los últimos meses. En ese tramo entre el Masters 1000 de París Bercy y las ATP Finals de Turín fue cuando el de San Cándido se consagró como un tenista a tener en cuenta, lo coronó con el trofeo de campeón de Copa Davis, pero sin importancia para el ranking. Tampoco la tendrá el siguiente gran objetivo de los tres, los Juegos Olímpicos.
Precisamente por los JJOO podrían no estar en la ciudad de Ohio (6 al 12 de agosto), ya que si alguno de ellos avanza hasta a las rondas finales, llegaría muy justo a Estados Unidos, sin apenas tiempo para aclimatarse al cambio horario y a la nueva superficie. Pero todo va a depender de lo que suceda en París.