Carlos Alcaraz no conocerá hasta este jueves ante quien empieza el nuevo reto de ganar el Miami Open. El granadino Carballés y el australiano Vukic se juegan es 'privilegio' en un partido que tendrá lugar el viernes o el sábado. A él llega un jugador con una mentalidad muy diferente a la que tenía cuando afrontó hace dos semanas el inicio de Indian Wells. Allí, Alcaraz llegaba tras una desastrosa gira suramericana y después de no haber ganado un torneo desde Wimbledon y de no jugar una final desde Cincinnati, en agosto. Y aquí llega después de haber defendido su segunda plaza en el ránking mundial y de haber ganado el primer Master 1000 del año tras doblegar a Zverev, Sinner y Medvedev.
Así lo entiende el tenista español, que no ha dudado nunca en reconocer que no estaba en su mejor momento y que, tras ganar la final de Indian Wells, admitió que había pasado semanas con muchas dudas y en las que le costaba encontrar la alegría que siempre desprende con su tenis.
“Venía de unas semanas un poco difíciles. En Buenos Aires no encontré el buen ritmo ni el buen juego. Lo que pasó luego en Río con el tobillo... Fueron días difíciles, pero Indian Wells siempre me brinda seguridad, paz y es un lugar donde me encanta estar. Y obviamente para un tenista, o por lo menos para mí, estar a gusto y tranquilo fuera de pista es algo fundamental para luego mostrar un buen juego dentro de la pista", admite Alcaraz nada más llegar a Miami, que 'culpaba' a esa tranquilidad del buen rendimiento que ofreció en la pista.
"Indian Wells es el sitio perfecto para encontrarte a ti mismo, estar tranquilo con tu equipo, con tu familia o jugar al golf. Eso me transmite mucha tranquilidad, con lo que luego en la pista puedo mostrar mi buen juego, pensar con claridad y, por eso, creo que he hecho un buen torneo allí”, añadía el de El Palmar, quien espera sentirse igual de bien en Florida. “Aquí también siento que juego como en casa. Me encanta estar aquí y jugar aquí. Lo que siento en este lugar es muy especial e intento tomarlo como una ventaja cuando juego”, refleja el murciano.
Carlos Alcaraz admite que esa tranquilidad que ha vivido desde que llegó a Estados Unidos le ha llevado a dar, de nuevo, un salto en su juego. “Soy un jugador que tiene un amplio repertorio y un gran abanico de golpes. Eso a veces puede ser confuso y me puede provocar el no tener paciencia y apurarme mucho a la hora de ejecutar un golpe. Al final, eso en el tenis no es muy bueno. La paciencia es algo en lo que estamos trabajando y en Indian Wells creo que lo he hecho bastante bien, pero también depende del rival y del estilo que tenga. Hay que ajustar de una manera u otra”, señala el español.
En este sentido, avisa que en Miami, tendrá que cambiar algo, ya que las condiciones no son las mismas. “Habrá pequeños ajustes, pero al final, mi juego es mi juego. Tengo ese abanico de golpes que en cualquier momento puedo estar más en el ataque o estar más en defensa, jugar bolas más planas o más liftadas. Tengo esa variedad que también es bueno. Habrá pequeños ajustes, pero tampoco demasiados”, avisa Alcaraz, que espera lograr lo que muy pocos han conseguido, enlazar el triunfo en los dos primeros Masters 1.000 estadounidenses.