¡Matteo, Matteo, Matteo! coreaba la grada del Martín Carpena desde el inicio del calentamiento del punto que iba a dar inicio a la gran final de la Copa Davis, en el que precisamente Matteo Barrettini se iba a medir a una de las sorpresas de la semana en Málaga, Botic Van de Zandschulp. El romano sustituyó con éxito en la semifinal a Lorenzo Musetti y tras más de dos horas de guerra ante Thanasi Kokkinakis, Filippo Volandri ha mantenido su apuesta en la finalísima ante Países Bajos. Y el romano no ha fallado, cerrando un gran partido en dos sets y poniendo el título en bandeja a Italia, pues está en las mejores manos posibles, las de Jannik Sinner.
La afición italiana ha teñido de azul el templo malagueño desde primera hora de la mañana y una vez se ha puesto en juego esta final, se ha hecho notar, opacando incluso a una marea naranja que ha sido uno de los atractivos de estos días. Desde el inicio se vio que el partido iba a seguir la tónica de la igualdad. A los dos les van muy bien las pistas rápidas como esta y con el saque no concedían la más mínima opción.
Incluso el que se atrevía a atacar era el tulipán, aprovechando que el porcentaje de primeros saques de Berrettini no era el mejor, pero solo eran pequeños sustos que no incomodaban en exceso. Además, con el paso de los juegos el ex top ten mundial se fue entonando y cada vez le corría más el servicio. Y en el momento clave, con 4 iguales, aprovechó una desconexión de Botic, al que le pesó el brazo y acabó cediendo un break en blanco. Algo que su rival no desaprovechó, poniendo el broche al parcial en el siguiente juego.
No se había visto en toda la semana con un set de desventaja Botic Van de Zandschulp, que tanto contra Rafa Nadal como ante Dinel Altmaier empezó ganando, y con Berrettini fue una losa insalvable. A Matteo le estaba corriendo la derecha como hacía tiempo y se sentía muy cómodo en la pista azul malagueña, todo lo contrario que su rival, a quien cegaban las dudas. El epítome de ello fue el tercer juego del parcial, cuando tenía un cómodo 40-0, pero se enredó y tras dos derechazos rivales y una doble falta, entre otros errores, perdió la ventaja y acabó cediendo una rotura que a la postre sería definitiva.
Al transalpino le bastaba con esperar y cerrar su victoria con el saque, más aún teniendo en cuenta el nivel que estaba exhibiendo en la segunda manga, pero se dio el lujo de romper de nuevo en el séptimo juego, un quiebre que hizo bueno posteriormente, sellando un 6-2 que certificó el primer punto para Italia en apenas 1 hora y 16 minutos. Ahora todo depende de Jannik Sinner, que tiene en su mano volver a levantar la ensaladera. Para certificarlo, el número 1 del mundo necesita imponerse a Tallon Griekspoor en el segundo punto.