Han pasado ya dos días desde que Jannik Sinner se alzara con el Open de Australia y ya en frío es el momento de empezar a analizar lo que supone para el tenis. En lugar de centrarnos en el ganador, nos vamos a ir hasta el perder, Alexander Zverev, que ha perdido la tercera final de su carrera, en lo que es una clara diferencia respecto al italiano o a Carlos Alcaraz, que no saben lo que es perder una. Sasha ha tenido sus oportunidades, primero en el US Open de 2020, donde tuvo el partido en sus manos, pero no terminó de rematarlo ante Dominic Thiem. Y las siguientes fueron la de Roland Garros el año pasado y esta.
Lo que queda claro y se puede entrever con sus declaraciones es que está necesitado de un gran éxito en su carrera, pero le falta ese 'click' mental que parece que no ha dado aún. Su mejor momento en un grande fue en Roland Garros 2022, pero aquella lesión de tobillo le costó la retirada ante Rafa Nadal en semifinales. Desde ese momento no ha vuelto a encontrar su mejor tenis en una gran noche, aunque si que ha sumado éxitos como varios Masters 1000.
Y es que con 27 años Sasha tiene un palmarés muy nutrido, con dos ATP Finals y un oro olímpico, pero le falta un ascenso. El mismo que no ha dado casi nadie de su generación. Un dato demoledor es que de los tenistas nacidos en los años 90, solo Dominic Thiem y Daniil Medvedev han podido ganar un 'slam', exactamente los mismo que los de los 2000. Y no parece que los Rublev, De Miñaur, Ruud, Tsitsipas y compañía tengan el tenis para lograrlo a corto plazo.
Si ya de por sí toda esta generación estaba sufriendo con los Alcaraz, Sinner o Rune de turno, ahora se suma a que por detrás de ellos vienen nombres que apuntan a dominar el tenis muchos años. El ejemplo claro se ha visto en Joao Fonseca, verdugo de Rublev en Melbourne, pero no es el único. Learner Tien, Jakub Mensik, Flavio Cobolli y muchos más son algunos de los exponentes de una camada que viene con estrella y puede estar, más pronto que tarde, tirando abajo las puertas de la ATP y haciendo aún más difícil la vida de los tenistas que hace muy poco ocupaban ese rol, pero por las circunstancias no han cumplido con las expectativas.