El idilio de Carlos Alcaraz con el US Open va camino de convertirse en histórico. De momento, ya suma 16 victorias en sus primeros 17 partidos sobre la pista del Grand Slam estadounidense, cayendo únicamente en los cuartos de 2021 debido a una lesión. Suma y sigue y ya está en semifinales, donde el viernes se medirá al ruso Daniil Medveded.
Su última víctima ha sido el alemán Alexander Zverev, número 12 del mundo, al que el teísta español superó en tres sets, imponiéndose en dos horas y media por 6-3, 6-2 y 6-4. Un contundente triunfo que le acerca a la soñada final de un torneo por el que camina con paso firme, cediendo tan sólo una manga en los cinco encuentros que ha disputado.
Enfrente, Zverev se presentaba con el cansancio previo de su largo partido de cuartos ante Sinner, que se fue cerca de las cinco horas. Pero Alcaraz no tuvo piedad. Se mostró infalible en sus cuatro oportunidades de ‘break’, aunque comenzó dubitativo y tuvo que salvar un momento delicado con 3-3 en el primer set. El murciando apretó los dientes y a partir de ahí comenzó a mostrar su gran repertorio de golpes brillantes al mismo tiempo que a su rival se le acababa la gasolina.
De este modo, Estados Unidos ya sueña con la final que más esperada, pues Djokovic también manda con mano de hierro por el otro lado del cuadro. El número 1 del mundo, por su parte, está preparado para el gran reto de ser el primer tenista que repite triunfo en Nueva York desde que el suizo Roger Federer lo hiciera hasta cinco veces seguidas entre 2004 y 2008.
“Me siento realmente cómodo jugando en esta pista, jugando en Nueva York. Estoy mostrando mi mejor nivel. El año pasado fue realmente duro ya que desde la cuarta ronda jugué cinco sets hasta la final. Ahora me estoy sintiendo genial, fuerte física y mentalmente. Estoy preparado para disputar una gran batalla con Medvedev en la semifinal", señaló el de El Palmar tras su victoria ante Zverev, con la vista puesta en su último escollo antes de la final.
Al contrario de lo que sucedió en 2022, como él mismo ha recordado, ahora llega más ‘fresco’. No en vano, sólo ante Daniel Evans se fue más allá de las tres horas, cerrando por debajo de ese tiempo los cuatro partidos restantes que lleva disputados en un Abierto de Estados Unidos que le sienta como anillo al dedo, con la grada volcada y deseosa de coronar de nuevo al prodigio español de sólo 20 años.