La temporada de tierra batida de Stefanos Tsitsipas está volviendo a colocarle como uno de los grandes de la ATP, y es que tras unos meses muy irregulares, ha sido llegar la arcilla y en ella ha reencontrado su tenis. Ganó en Montecarlo y estuvo a las puertas de hacerlo en Barcelona, y aunque en Madrid y Roma estuvo más discreto, a Roland Garros llegó como un hombre a tener en cuenta, y por ahora está cumpliendo. Tras unas primeras rondas muy solventes, le tocaba subir el nivel en octavos ante la sorpresa del torneo, Mateo Arnaldi, quién superó en la tercera fase al sexto cabeza de serie, Andrey Rublev, y no ha fallado.
El griego se clasificó por cuarta vez para los cuartos de final del torneo parisino tras solucionar un mal comienzo de partido con un cambio de rumbo que le permitió derrotar al italiano por 3-6, 7-6, 6-2 y 6-2. En el primer enfrentamiento entre ambos, Arnaldi, 31 del mundo, intentó romper la lógica del ránking y estuvo a un punto de adelantarse por dos sets. Tsitsipas, noveno favorito, atravesó momentos de desesperación al no hallar la forma de contrarrestar la gran derecha de Arnaldi, que le funcionó como un reloj en esos primeros compases. Pero en el 5-3 del segundo parcial, el partido dio un giro a favor del griego que resultó definitivo. Primero salvó cuatro puntos de set y luego, con una serie de golpes geniales, recuperó el servicio perdido. Había desperdiciado hasta entonces ocho puntos de rotura. El parcial desembocó en un desempate que Tsitsipas se llevó con cuatro tantos seguidos.
El heleno se creció y Arnaldi acusó el golpe. Sin iniciativa, el jugador que había mandado en la primera hora y media de partido se encontró en cuestión de minutos con un 5-1 en contra. El parcial cayó por sí solo. Cuando Tsitsipas abrió el cuarto set con un nuevo 'break' el partido quedó prácticamente decidido. Tanto, que Arnaldi solo pudo hacer dos juegos más. El griego volverá a unos cuartos, mientras el transalpino se despidió por segunda vez en su carrera en la cuarta ronda de un Grand Slam, tras hacerlo también en el Abierto de Estados Unidos de 2023.
Ahora, el más difícil todavía, su verdugo de 2023 y uno de los grandes favoritos, Carlos Alcaraz. El murciano se ha recuperado de su lesión en el antebrazo y lo ha demostrado ante Auger-Aliassime, tanto que ahora mismo está casi para lo que quiera, por lo que el de Atenas tendrá que hacer una de las actuaciones de su vida si quiere ganarle el martes.