Pedri González, la mayor irrupción en los últimos tiempos al fútbol español y mundial, se sacó de la chistera un doble recorte a Ivan Rakitic y Diego Carlos para enganchar un magnífico disparo raso junto a un palo que acabó con la resistencia del Sevilla FC y dio al FC Barcelona un triunfo (1-0) que le permite tomar la iniciativa dentro del trío de perseguidores del líder Real Madrid.
La progresión del canario, de 19 años, es constante e imparable. Pese a su juventud, no es una promesa. Es una realidad rutilante.
Su mágica acción individual vale por todo un partido. Y vale para seguir dando vida a LaLiga en un partido que deparó varios reencuentros: Rakitic contra el Barça, Alves contra el Sevilla FC y su amigo Diego Carlos, con quien ganó la medalla olímpica con Brasil...
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se sucedieron los sustos, como ya viene siendo habitual en el Sevilla FC.
Diego Carlos y Karim Rekik volvían de largas ausencias por lesión. El brasileño pudo seguir tras sufrir un golpe en el rostro al filo del descanso, pero el neerlandés no terminó el duelo y se echó al césped en el 81', pidiendo el cambio. En Nervión cruzan los dedos para que no sea nada. No faltaron golpes en el Barça, que en el 1' veía cómo Busquets se quedaba aturdido tras un choque con Piqué y en la reanudación casi se queda sin Alves por un pisotón.
El partido, además, dejó una bonita batalla táctica entre Xavi y Lopetegui, que dio paso al intercambio de golpes en la segunda.
Con el 1-0, las matemáticas permiten al Barça seguir metiendo presión, aún a distancia, del Real Madrid.
Está, como el Atlético de Madrid y el Sevilla FC, a doce puntos del cuadro blanco, pero tiene aún pendiente el partido aplazado ante el Rayo Vallecano. Ha conseguido lo que hace tres meses parecía imposible y ya es segundo.
Dominó y mandó ante la mejor defensa del campeonato. Tuvo ocasiones, algunas notables, aunque el Sevilla FC, no obstante, parecía manejarse bien. Reclamaron los hombres de Julen Lopetegui en la primera mitad una mano del uruguayo Ronald Araujo dentro del área pero les faltó más en ataque.
Todo quedó dinamitado por la magia de Pedri. El arreón final de los visitantes murió en las botas del sueco Ludwig Augustinsson y en los guantes del meta alemán Marc Andre Ter Stegen.