El exsevillista Samir Nasri ha anunciado su retirada a los 34 años. Una decisión con la que pone fin a su carrera tras una experiencia prácticamente testimonial en Bélgica, donde defendió la elástica del Anderlecht en ocho partidos, consiguiendo dos goles.
Y es que Nasri, tan bueno sobre el campo como controvertido, comenzó el inicio del fin de su carrera años atrás en Nervión, donde dio muestras de su gran calidad durante la primera mitad de la temporada, borrándose al final en un Sevilla FC de Sampaoli en el que pasó del todo al nada.
Como él mismo ha reconocido en alguna ocasión,
su relación con el técnico argentino en Nervión fue muy peculiar.
"Me quería tanto que me dijo que podía beber, salir de discotecas y hacer lo que quisiera. 'Sólo te pido que seas bueno en el campo, que juegues bien'. Si yo quería ir a ver a mi familia y no tenía que jugar un fin se semana, él me decía que se encargaba de cuidarme al perro", explicó.
En 2018 fue sancionado por la UEFA por incumplir las medidas antidopajes con un tratamiento en la época en la que jugaba en el Sevilla FC, y ahí se acabó de truncar todo según el propio Samir: "Fue un episodio que me dolió mucho y que cambió mi relación con el fútbol. Fue más que injusto, no había tomado ningún producto de dopaje, sólo fue una inyección de vitaminas porque estaba enfermo. Me frenó en seco". Y de ahí su desencuentro con el fútbol y su reciente retirada.