Toni Polster ya tres décadas que dejó el
Sevilla FC e incluso pasó por dos clubes más en España (Logroñés y Rayo) antes de marcharse a la Bundesliga unos años más, pero nunca ha olvidado que en Nervión alcanzó la cima de su juego y de su capacidad goleadora. Aquel Sevilla de Cuervas soñaba con todo esto que, años después, el equipo de Nervión ha logrado. Ser un club respetado en España, habitual en competiciones europeas y con jugadores de primer nivel mundial. Y Polster fue su buque insignia.
Pese a los años transcurridos, el austriaco sigue muy de cerca el devenir del que fue su club y, en una entrevista con AS, ensalza el gran año que están haciendo los de Nervión, independientemente de lo que ocurra esta noche. "Es una gran temporada.
Nadie pensaba estar a estas alturas peleando por el título. Es mérito del trabajo de Lopetegui y del club, de nadie más", afirma el austriaco, quien, pese a las ilusiones sevillistas veía y ve muy difícil alcanzar el preciado título aunque no pierde la esperanza: "Está muy complicado superar a tres equipos con tan poco. Esa derrota en casa contra el Athletic ha podido ser fundamental para que las oportunidades del Sevilla no sean tan grandes ahora. Pero
hay que luchar, el fútbol siempre da sorpresas. Debe empezar por ganar al Madrid".
Polster no duda en alabar la filosofía del Sevilla y aprovecha para da un palo a los de arriba, esos clubes que se agarran a la Superliga para poder cubrir sus astronómicos presupuestos. "En los últimos años, el Sevilla ha trabajado muy bien el aspecto económico, ha fichado jugadores y los ha revalorizado y vendido bien. Hay mucha inteligencia ahí. Especialmente en las oficinas. Pero lo veo injusto, que los grandes puedan tener tantas deudas y ganar luego la Liga.
Mire el Barça, por ejemplo. ¡Cómo se puede tener un Messi en sus filas con esas deudas tan grandes!
Es injusto que a lo mejor gane la Liga con esas deudas. Sin ellas, el Sevilla podría ser un serio aspirante al título", indicaba.
Es la misma visión que Rummenigge y el Bayern han denunciado tantas veces y que en Alemania -y Austria- no acaban de entender.