En el verano de 2018, con Joaquín Caparrós al frente de la dirección deportiva, el Sevilla FC realizó una fuerte apuesta por Quincy Promes. El holandés llegaba con la vitola de ser el máximo goleador de la liga rusa con el Spartak de Moscú y el club de Nervión pagó 20,8 millones de euros por su fichaje. Pero con la elástica nervionense, Machín casi nunca lo colocó en su sitio y sólo pudo celebrar tres tantos en 49 partidos.
A su llegada, Monchi consideró que la venta del internacional 'oranje' era una de las que podía financiar la reconstrucción del equipo, traspasándolo al Ajax por 15,7 millones más 1,5 kilos en variables y un porcentaje de un futuro traspaso, lo que ahora supondrá un beneficio extra para el Sevilla FC tras su regreso al Spartak, que ha abonado a su vez 8,5 millones.
En Rusia, Promes firmó 66 goles y 33 asistencias en 135 partidos antes de poner rumbo a Nervión. Y de vuelta a la capital moscovita, a sus 29 años, no ha tardado en acreditar de nuevo su fama de goleador. En su segundo partido con su nuevo equipo, anotó un tanto y asistió en otro en la goleada por 6-1 sobre el Krasnodar, demostrando allá por donde va, salvo en el Sevilla FC, su idilio con el gol, pues en temporada y media en el Ajax también consiguió una cifra interesante: 22.
En el club de Ámsterdam, por su parte, confiaban en que la marcha de Promes fuera subsanada con la llegada en el mercado invernal de Oussama Idrissi, cedido por el Sevilla FC. Pero el internacional marrouí está encontrando las mismas dificultades para tener protagonismo que ya tuvo a las órdenes de Lopetegui en el primer tramo de la temporada. De momento, ha participado en cinco encuentros, si bien en todos ellos lo ha hecho como suplente, contabilizando tan sólo 67 minutos. Un pobre bagaje hasta la fecha para adquirir la confianza necesaria y regresar a Nervión en busca de una nueva oportunidad.