La situación ha cambiado en menos de un mes y
el cierto optimismo que se había generado con el rendimiento de Ibrahim Amadou, cedido en el Angers, ha decrecido en las últimas fechas por el retroceso en su protagonismo. A principios de enero, este medio resaltaba que
el camerunés podría dar una alegría a los nervionenses y, merced a su nivel en su regreso a la Ligue 1,
dejar algo de rédito en las arcas nervionenses después de haber invertido en él unos 15 millones de euros.
Sin embargo,
su valor ha sufrido una nueva bajada dentro de una caída que no cesa desde que se disparó hasta los 15 millones cuando lo fichó el Sevilla. Su tasación se ha dividido por tres reflejo de un descenso continuo y en la última revisión de Transfermark, que fue hace poco, y bajó 500.000 euros más, de 5,5 a 5, un tercio de su cotización en julio de 2018.
Un dato al que se le podría restar importancia si hubieta mantenido su rol principal en el Angers pero en las últimas semanas no ha sido así, hasta el punto de que no
tiene garantizada la titularidad. Hasta su lesión a inicios de diciembre,
siempre había sido de la partida y había jugando prácticamente todos los minutos, pero tras perderse cuatro encuentros no ha conseguido recuperar la continuidad anterior.
Volvió el Día de Reyes y desde entonces
ha integrado el once inicial en cuatro de los siete partidos disputados en la Ligue 1, pero en dos de los tres últimos ha sumado sólo 30 minutos. Sí fue titular en la cita del pasado fin de semana contra el Niza, pero fue sustituido a la hora de partido y su equipo cayó por 3-0.
Escudé sigue muy de cerca sus evoluciones y
en Nervión se espera que vuelva a ser pieza importante para el técnico Stéphane Moulin, pues de ello dependerá en gran parte que en verano tenga mercado y por ende quepa la opción de recuperar una parte, aunque sea pequeña, de lo desembolsado en él. Cabe recordar que, además, existe el condicionante, de que acaba contrato en junio 2022.