Como si de un delantero de quilates se tratase, Koundé subsanaba de ese modo las dificultades sevillistas para conectar con En-Nesyri en un partido muy igualado hasta ese momento, en el que Papu Gómez abandonaba la izquierda y se metía descaradamente por dentro, hasta su mismo campo, para pedir el balón e intentar hacer de Banega, lo que obligaba a multiplicar las ayudas de Jordán a Escudero en banda ante el activo Dembélé.
El gol le sentó de maravilla al Sevilla FC, que ganó en control gracias a su gran colocación y sus rápidas recuperaciones para impedir que el fútbol del Barça fluyese. No exhibían una gran profundidad los de Lopetegui, pero
su gran acierto en el pase le permitía conservar el balón y llevar el partido a su terreno, ganando en posesión para minimizar los riesgos, siempre con las líneas adelantadas.
El plan sevillista estaba claro: tocar y tocar para madurar la jugada. Y así estuvo a punto de marcharse al descanso con una renta mayor. Primero probó fortuna En-Nesyri con una acción personal en el 42' en la que sí pisó área, si bien se trastabilló al intentar marcharse de Umtiti. Pero
la gran oportunidad llegó en el alargue del primer acto, con una acció que nació en la diestra con la incursión de Aleix Vida y acabó en la banda contraria con
el misil de Escudero que provocó el paradón de Ter Stegen. Tras el paso por vestuarios,
el Barça intensificó su presión adelantada, pero el Sevilla FC respondía con la internada y el pase atrás del Papu que no pudo aprovechar Rakitic, cuyo flojo disparo se estrelló en el cuerpo de Mingueza, al igual que hizo el de Messi a renglón seguido en un defensor sevillista. Todo ello, en un
eléctrico comienzo del segundo tiempo, con llegadas por ambos bandos. La tuvo De Jong para los azulgranas, pero Koundé, jugándose el penalti, llegó 'in extremis' para impedir el remate del holandés, replicando En-Nesyri con otra clara ocasión en la que le faltó el último recorte frente a Umtiti para plantarse solo ante Ter Stegen.
La sensación, pese a todo, era que
el Barça le había metido una marcha más a su juego. Y de nuevo apareció la figura salvadora de Bono para desviar a córner el clásico disparo con rosca de Messi desde la frontal, tras una veloz contra y la dejada de De Jong, sufriendo también los sevillistas con hasta tres córners de Dembélé muy cerrados en los que buscaba el gol olímpico.
Metido cada vez más atrás por el empuje de Barça, el contragolpe era el modo de respirar que encontraba el Sevilla FC, que no conseguía sin embargo afinar en sus contados escarceos ofensivos, alcanzándose el ecuador de este periodo con la cuota de protagonismo habitual de Mateu Lahoz, cuya solución al leve aunque manotazo de Messi sobre el rostro de Jordán, en su intento por sacar rápido una falta, fue una amarilla€ para el centrocampista nervionense, lo de siempre en estos casos.
Lopetegui era consciente desde la banda de la pérdida de protagonismo de su equipo e intentó revertir esa tendencia con un triple cambio, sacando del campo al amonestado Escudero, a un Papu que se había diluido y a En-Nesyri por Rekik, Munir y De Jong. Un movimiento que no detuvo el arreón culé, cristalizado en el 72' con otro latigazo de Messi en el interior del área que se marchó al lateral de la red.
Con diez minutos por delante y el Barça en modo asedio, sin dejar salir a los nervionenses de su campo, el plan sevillista ahora no era otro que tratar de conservar la ventaja, para lo cual Lopetegui realizó su cambio habitual, dando entrada a Gudelj por un Jordán que había rayado a un grandísimo nivel. Tocaba sufrir, aunque las ocasiones azulgranas tampoco representaban un gran peligro para Bono merced a la concentración defensiva de un pétreo Sevilla FC que una contra halló el premio gordo.
Con el conjunto azulgrana volcado en busca del empate, un gran pase en largo de Óliver Torres desde la zurda llegaba las botas de Rakitic, que avanzó metros y se coló en el área para batir a Ter Stegen con un certero derechazo en el minuto 85. Oro puro para alimentar el sueño de un Sevilla FC que aún contuvo la respiración con una falta desde la frontal botada por Messi con su habitual veneno y replicada con otro paradón de Bono abajo. Ahí moría el gran partido de un Sevilla FC que buscará hacer buena su renta de dos goles dentro de tres semanas en el Camp Nou.