La ausencia de ofertas convincentes y la creencia de que dispone de potencial en un estado físico pleno propició que
Joris Gnagnon se quedara en Nervión el pasado verano a pesar de que no realizó la pretemporada con el resto al estar un escalón por debajo físicamente.
Permaneció como posible alternativa en el centro de la zaga, posición que se reforzó con Rekik, pero, a efectos prácticos y a tenor de la puesta a punto en verano, no había demasiada confianza en que fuera a aportar durante la temporada. De hecho,
el central francés no ha contado en absoluto para el técnico, hasta el punto de que en Champions no ha entrado en ninguna lista y en Liga sólo en tres y sin disputar ni un minuto.
Únicamente ha tenido 29 minutos, en la primera eliminatoria copera contra el Ciudad de Lucena. Contra el Leganés ya no viajó.
Confirmado, por si había dudas, que tampoco hay sitio para él en este proyecto nervionense después de que el Sevilla se gastara el verano de 2018 unos 15 millones de euros,
la intención inmediata del Sevilla con el central está muy clara: la salida en enero.
Monchi trabaja en encontrarle un destino en este mercado, consciente de que en ningún caso se podrá recuperar lo invertido ni una cifra que se le acerque, pero, al menos, sí librarse de su ficha.
Con contrato hasta 2023,
una cesión hasta junio ofrecería quizás la posibilidad de que se revalorizara si hallase su mejor versión, por lo que se valora esa vía, con el regreso a Francia como opción al conservar todavía cartel, sin descartar otras ligas. De hecho, hace un tiempo
en Turquía se apuntó el interés del Besiktas por su cesión.
Su salida dejaría a Lopetegui con
cuatro centrales y no conllevaría necesariamente la llegada de otro central aunque tampoco estaría la puerta completamente cerrada.