Monchi sabía que no exister otro
Banega y, por ende, no acudió al mercado pensando en un futbolista con sus mismas características, sino con la intención de reforzar la media con
un futbolista creativo, con liderazgo y dotes de mando, perfil al que se unía la posibilidad consumar al fin
el regreso de Rakitic.
La vuelta del croata despertó una gran expectación en Nervión y partido a partido
va ganando protagonismo, aunque todavía
no ejerce de 'cerebro' del fútbol sevillista. En las últimas citas ha crecido y en cierta fases
ha impuesto su ritmo, una excelente noticia para el Sevilla y Lopetegui, que confía plenamente en él.
Mientras se desarroll+a este proceso con Rakitic,
el vertebrador del fútbol sevillista tiene otro nombre y apellido: Joan Jordán, que se ha erigido hasta ahora en el catalizador de la propuesta nervionense del Sevilla, el que
inicia desde atrás, se asocia y asume el peso de la creación del equipo.
Jordán cubre mucho campo y se ofrece constatemente para dar salida en juego, en corto o en largo, trabajo que suma al de una considerable intensidad defensiva, con robos y un tremendo despliegue físico.
Los números demuestran su importancia en la circulación de este Sevilla y la cantidad de responsabilidad que sume.
Así,
ante Osasuna,
fue el futbolista sobre el campo que acumuló mayor porcentaje de posesión, con un 10% del total, normalmente bien aprovechado según apuntan los propios números, ya que también
lideró la tabla tanto en la cantidad de pases como en índice de acierto en la entrega, con un 92%, la más alta entre los futbolistas que iniciaron el partido.
El medio completó con éxito 77 de los 85 pases intentados, las cifras más elevadas en sendos apartados, al que se suma también el de los toques, con 92.
Números que evidencian los galones asumidos por un Joan Jordán que se ha convertido en una pieza indispensable en el Sevilla de Lopetegui.