Un español al que todos hacían ya de camino a Bilbao desde Múnich, hizo parada en Budapest para arrebatarle al Sevilla un título por el que luchó hasta la última gota de sudor y hasta la última milésima de segundo de la final de la Supercopa de Europa. El trofeo se vuelve a resistir, como sucedió ante Milan, Real Madrid y Barcelona desde aquella mágica noche de Mónaco en 2006; pero nadie le podrá reprochar nada a este club, a este cuerpo técnico y a este grupo de jugadores. Les sobran los motivos para volver a casa con los depósitos de orgullo a rebosar. Ya han demostrado mucho en las victorias. Ahora, en esta derrota, han recordado al mundo lo difícil que es hacerle morder el polvo. Se va la plata, queda la fiabilidad.
Hasta que Javi Martínez desniveló la balanza al filo del descanso de la prórroga, el Sevilla no sólo se dejó atemorizar por el rodillo del Bayern de Múnich, que llegaba a la cita después de hacer un ocho con conjuntos de la talla del Barcelona, en el camino hacia su sexta Champions, o del Schalke 04, en el inicio de la Bundesliga. Los de Lopetegui, en su primer partido oficial de la temporada -dato que no es baladí- demostraron la enorme capacidad de soportar golpes exhibida en la senda hacia la sexta Europa League ante Inter, United o Wolves.
De hecho, se adelantó por medio de Ocampos, se repuso al tanto del empate de Goretzka y estuvo a punto de evitar el tiempo extra con un remate de En-Nesyri abortado entre Neuer y el poste. Al partido no le sobró ni un detalle, goles, intensidad, dos goles anulados... Son dos equipazos, están en un momento de forma espectacular y la Supercopa de Europa, el primer partido con público en meses, no decepcionó a nadie.
Escudero y Rakitic, las novedades
Lopetegui apostaba por el once esperado, muy similar que utilizó en la final de la Europa League, con la entrada de Escudero y Rakitic, con la intención de alejar lo más posible al Bayern del área de Bono, con una presión adelantada, lo que no frenó de inicio al campeón de la Champions.
De hecho, los bávaros empujaron hacia su portería a los nervionenses con su habitual avalancha por ambas bandas, favorecidos también por un fallo en la salida de Koundé, si bien el hexacampeón resistía y se tomaba un pequeño respiro. Quiso salir y lo consiguió, de tal forma que en uno de sus primeros acercamientos, De Jong ganaba un balón aéreo y se lo dejaba a Rakitic, derribado en el área por Alaba. Penalti que transformaba Ocampos para adelantar en el 14' al Sevilla.
0-1. El Bayern no está acostumbrado a ir a remolque pero lógicamente no se amilanó lo más mínimo y acumuló de inmediato jugadores en campo sevillista, lo que lógicamente complicaba sobremanera soltarse y no recular, aunque siempre con orden, y sin apenas conceder fisuras. El ritmo alemán era frenético y exigía una concentración máxima, como la de Koundé para tapar el remate de Müller a bocajarro a pase de Lewandowski.
Goretzka iguala el tanto de Ocampos
El Sevilla trataba de respirar con balones largos a De Jong para que los bajase y le permitiera jugar en terreno germano, pero el Bayern la recuperaba rápidamente y genera superioridades en ataque hasta el punto de que Pavard remataba fuera completamente solo. Acto seguido, a la media hora, Lewandowski se plantaba solo delante de Bono, que le aguantaba y le adivinaba sus intenciones. Tanta presión terminaba con el premio para los teutones, que igualarían el choque con gol de Goretzka tras dejada de Lewandowski a los 34 minutos.
El empate no detenía a un Bayern que seguía presionando a un Sevilla que no sólo daba la cara sino que, con espacios, avisaba que el partido no estaba decantado. Así transcurrieron los últimos minutos, en los que a falta de ocasiones claras, ambos equipos ofrecieron un recital de acciones al límite.
El Sevilla no sólo no se iba a rendir sino que iba a empezar la segunda mitad buscando desequilibrar otra vez el partido. Nada más iniciarse, una gran combinación en banda izquierda, con taconazo de Ocampos, incursión de Escudero, centro y remate De Jong no acabó en gol por Neuer lo evitó con un paradón.
Dos córners a favor de los nervionenses en los tres primeros minutos eran un aviso. El Sevilla presionaba más arriba y el Bayern sufría más que en la primera mitad para salir de su campo.
Sin embargo, en una jugada puntual, un pase en largo, que dio continuidad Sané acababa en pase de Muller y remate a placer de Lewandowski para adelantar al Bayern. El polaco tenía por centímetros el pie adelantado y el VAR lo detectó. Hacía justicia a lo que se estaba viendo.
Final no apto para cardíacos
Ese vértigo se mantuvo en los minutos siguientes, que se saldaron con un despeje de Neuer y una contra del Bayern en la que Sané no acertó con el disparo. Lopetegui decidió entonces refrescar el centro del campo y el ataque para que su equipo no bajara la intensidad. En-Nesyri suplía a De Jong y Oliver a un Rakitic al que se le notaba el mayor tiempo de parón.
Era el minuto 56 y, al siguiente, en la enésima contra del Bayer, Fernando tenía que sacar bajo palos con Bono batido. No había respiro en este duelo, en unos minutos en los que que el balón iba de área a área sin casi pasar por el centro del campo. En una de ellas marcaría Sané, pero de nuevo la jugada era invalida por supuesta falta de Lewandowski, muy protestada por el equipo alemán.
El Bayern, definitivamente, se había quitado de encima la presión del Sevilla y con espacios, poco a poco, volvía a meter el miedo en el cuerpo a los de Lopetegui. Varias jugadas de ataque consecutivas devolvían el partido al mismo lugar donde acabó la primera mitad: a un Bayern presionante e intenso y un Sevilla que resistía y esperaba aprovechar una contra para sorprender.
Flick movió piezas y quitó a un Sané que, a la contra, estaba llevando mucho peligro. Con Tolisso trataba de controlar un centro del campo en el que había demasiados espacios cada vez que el Sevilla recuperaba la pelota. Lopetegui respondía dando entrada a Gudelj por Suso. El mensaje era claro: resistir.
Y bien que lo hizo, porque las llegadas del Bayern ya eran en oleadas. A balón parado o en transiciones rápidas, el peligro era constante. La defensa evitó el claro remate de Lewandowski (74') y Bono frenó un gran disparo de Muller (78').
Así se entraron en los diez últimos minutos de partido. El cansancio ya se dejaba notar, especialmente en un Sevilla que había hecho el mayor desgaste para aguantar el ritmo que le había propuesto su rival. Pero el Bayern tampoco andaba sobrado de fuerzas y, aunque atacaba, había ralentizado sus llegadas y no hacía esfuerzos gratuitos.
El Sevilla esperaba su ocasión y llegó como pretendía, con un contragolpe y un balón en largo a un En-Nesyri que estaba más fresco. El marroquí se quedó en un mano a mano con Neuer (86'), que el alemán sacó en el último instante. Habría sido letal. No pudo ser y el partido se vio abocado a la prórroga.
La prórroga comenzó como la segunda mitad: con una gran ocasión sevillista. Un robo permitió un dos para uno de Jordán aguantó para que En-Nesyri se quedara solo y eso le permitió a Sule a llegar en el último instante. El marroquí estaba muy motivados tras errar la gran ocasión anterior y se las apañó para buscarse los espacios en el 92' y, tras recortar a un defensa, rematar a portería. Neuer logró tocar lo justo para que el balón duera en el palo. Probablemente se habría anulado el gol por fuera de juego previo, pero el Bayern ya no las tenía todas consigo.
La prórroga dejó a dos equipos muy cansados, pero empeñados en seguir exprimiendo cada gota de sudor. Ya no había tanta corrección táctica, la cosa iba a impulsos y después de 15 minutos muy reñidos, Javi Martínez dio el que probablemente sea su último servicio con el Bayern. El internacional español aprovechó un flojo despeje de Bono en un balón colgado al área y cabeceó con potencia para batir al marroquí.
No se iba a rendir el Sevilla. Ni hoy ni nunca. Y Escudero, en un acrobático remate, se encargó de recordárselo a los germanos. El plan de Flick fue hacerse con el balón para apagar el último arreón de los nervionenses, que se ven metidos en su campo e incapaces de hacerse con la pelota. Sin dejar de luchar, pero sin acercarse a Neuer. En lo más parecido a una ocasión, a En-Nesyri se le fue el control orientado y ni siquiera pudo rematar. No pudo ser, pero nadie le puede reprochar nada a este equipo.
- Ficha técnica:
2 - FC Bayern Múnich: Neuer; Pavard, Süle, Alaba (Boateng, m.112), Lucas Hernández (Javi Martínez, m.99); Kimmich, Goretzka (Davies, m.99); Sané (Tolisso, m.70), Müller, Gnabry; y Lewandowski.
1 - Sevilla FC: Bono; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Escudero; Fernando, Joan Jordán (Franco Vázquez, m.94); Ocampos, Rakitic (Óliver Torres, m.56), Suso (Gudelj, m.72); y De Jong (En-Nesyri, m.56).
Goles: 0-1, M.13: Ocampos, de penalti. 1-1, M.33: Goretzka. 2-1, M.104: Javi Martínez.
Árbitro: Anthony Taylor (Inglaterra). Amonestó a los jugadores del equipo alemán Alaba (m.12), a un ayudante técnico en el banquillo (m.64) y Lucas Hernández (m.91) y a los de la formación española Joan Jordán (m.46+), Koundé (m.55), Fernando (m.70), a un ayudante técnico en el banquillo (m.92) y Escudero (m.119).
Incidencias: Final de la Supercopa de Europa disputada en el Puskas Arena, en Budapest. La UEFA, debido a los protocolos sanitarios por la pandemia de coronavirus, permitió el acceso de solo el treinta por ciento de espectadores del total del aforo, lo que suponía la asistencia máxima de unos veinte mil, aunque finalmente estuvieron unos dieciséis mil, entre ellos medio millar de seguidores del Sevilla y el doble del Bayern.