El
Sevilla FC preguntó por su situación, como muchos otros clubes de España y el extranjero, cuando comprobaron que no sólo estaba preparado para jugar en
Primera, sino que destacaba en la máxima categoría, donde se estrenó, de hecho, como
extremo, cuando había desarrollado toda su carrera en la cantera del Barcelona como
lateral. Entonces, el Eibar, el único que apostó de verdad -
Serra Ferrer declinó el ofrecimiento para el
Betis para no tapar la proyección de
Junior, que acabó esa campaña encadenando
lesiones-, hizo negocio, aparte de aprovechar su explosión deportivamente hablando.
Acto seguido, el
Getafe le hizo sitio y, lejos de ser flor de un día, la proyección del
zurdo no sólo se mantuvo, sino que continuó aumentando. Su cotización se disparó, hasta el punto de que muchos de los que lo rechazaron o acudieron tarde en su búsqueda ya no pueden acceder a su fichaje. Pero entre estos pretendientes ya no están los nervionenses, que, desde el regreso de
Monchi hace año y medio, no han vuelto a interesarse por Marc
Cucurella. Con
Reguilón como principal objetivo para esa demarcación de nuevo, los sondeos se han dirigido, ante la posibilidad de que Sergio no vuelva, a
Marcos Alonso,
Acuña y algún otro. Pero no al de Alella.
A día de hoy, el canterano culé no descarta seguir otro año en el Coliseum, aunque la
Premier le seduce y le aprieta a partes iguales. También han llegado llamadas interesantes desde
Italia, aunque Inglaterra es Inglaterra, también en el plano económico. Con una
cláusula sensiblemente inferior a los 30 millones de euros que se filtraron en su día, la operación podría cerrarse en torno a su tasación por parte de las webs especializadas,
entre 18 y 20 kilos. Ángel Torres escucha ofertas y siempre está dispuesto a vender si éstas son importantes. Queda algo menos de un mes de ventana y todo puede pasar, aunque Cucurella apunta a la
emigración voluntaria.