Juande, Emery y Lopetegui, pero siempre Monchi

Juande, Emery y Lopetegui, pero siempre Monchi
Sevilla FC, Lopetegui, Monchi, Juande, Emery, Europa League - Antonio Gutiérrez
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El Sevilla alzó este viernes su sexto título de la Liga Europa, que le reafirma como el 'Rey' de un torneo que ganó por primera vez con Juande Ramos en el banquillo, después siguió con Unai Emery como entrenador y ahora con Julen Lopetegui, los tres con algo en común, la presencia de Ramón Rodríguez 'Monchi' como director deportivo.

Monchi llegó al Sevilla hace tres décadas para ser portero de un equipo que atravesaba por problemas deportivos y económicos pero que, al acabar su etapa de jugador y empezar en la dirección deportiva, acumuló títulos con una política de fichar barato y traspasar caro fundamentada en 'vender para crecer'.

El gaditano, que el próximo septiembre cumplirá 52 años y apodado 'El León de San Fernando', en honor a la localidad en la que nació, es recordado en sus inicios como ese portero suplente que se sentaba en el banquillo al lado de entrenador argentino Carlos Salvador Bilardo (temporada 1992-93), un técnico campeón de mundo del que empezó a absorber enseñanzas para el futuro.

Tras su etapa de portero, el gaditano pasó en 2000 al organigrama técnico del club y, después de ejercer como delegado, entró a la secretaria técnica y posteriormente al puesto de director deportivo.

Era un Sevilla inestable que, ya con José María del Nido como presidente, hizo su primera gran venta millonaria, la del malogrado José Antonio Reyes al Arsenal inglés, y empezó un carrusel que no ha parado pero que ha ido unido a la estabilidad deportiva y económica.

El primer gran éxito llegó en 2006 con la entonces denominada Copa de la UEFA conseguida en Eindhoven (Holanda) tras 58 años de sequía de títulos en el Sevilla, al imponerse al Middlesbrough y con el manchego Juande Ramos en el banquillo.

En la edición siguiente, repitió Juande éxito con un Sevilla que no bajó su intensidad y que en la ciudad escocesa de Glasgow se impuso al Espanyol de Ernesto Valverde.

El conjunto hispalense se hizo un clásico ya de las competiciones europeas y en 2014, con el guipuzcoano Unai Emery como técnico, y ya bajo la denominación de Liga Europa, el Sevilla logró su tercer trofeo de campeón al imponerse en la final de Turín (Italia) al Benfica de Lisboa.

Emery, con Monchi reinventando la plantilla cada temporada, logró también las ediciones de 2015 y 2016, primero en Varsovia ante el Dnipro ucraniano y después, para proclamarse pentacampeón, en Basilea ante el Liverpool ya entrenado por el alemán Jürgen Klopp.

En ese período el Sevilla acumuló en sus vitrinas nueve trofeos de campeón -dos veces de la Copa de la UEFA, tres de la Liga Europa, dos de la Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España- en la que cambiaron entrenadores, hasta presidentes -José Castro por Del Nido- pero siempre con Monchi en la dirección deportiva.

Esos éxitos del exportero sevillista fueron reconocidos internacionalmente y Monchi, un poco agotado en su club de siempre, aceptó la dirección deportiva del Roma italiano, en la que estuvo en las campañas 17-18 y 18-19 y rescindió su contrato para volver al barrio de Nervión y planificar la plantilla de esta temporada.

La primera de sus apuestas fue contratar a otro guipuzcoano como Emery, Julen Lopetegui, pero no sin ser cuestionado por parte de la afición tras unos pasos inestables como seleccionador nacional español y entrenador del Real Madrid.

Después empezó a renovar profundamente una plantilla en la que, además del incombustible Jesús Navas, entraron caras nuevas como el argentino Lucas Ocampos, los brasileños Diego Carlos y Fernando Reges o el joven francés Jules Koundé, que ha sabido rentabilizar Lopetegui en su primer año sevillista para dejar al equipo cuarto clasificado en LaLiga y como hexacampeón de la Liga Europa.

Una temporada atípica por la pandemia de coronavirus que llega a su fin, pero con el venidero curso a la vuelta de la esquina en la que Monchi, ya con diez títulos en sus espaldas, intentará que su equipo no pierda potencial y que siga siendo protagonista.