A falta de un mes para que se dispute a partido único
la eliminatoria de octavos entre el Sevilla y la Roma, el rival nervionense
atraviesa por una cisis que ha puesto por primera vez a su técnico, Paulo Fonseca, en tela de juicio. La última derrota en casa ante el Udinese por 0-2 ha provocado
crispación en la entidad y en sus alrededores.
Aunque restan nueve jornadas para que concluya la competición,
la Roma se encuentra a doce puntos de su objetivo,
entrear en la Champoions League, meta que, a día de hoy, adquiere silueta de utopía.
Un fracaso para un proyecto contruido para clasificarse para la elite europea y en la capital de Italia recuerdan que sólo llevan un punto más que la temporada pasada y que tanto
Di Francesco como Ranieri tuvieron que hacer las maletas.
En este sentido, diversos medios se refieren al pesimismo con el que se mira ahora
la eliminatoria contra el Sevilla y a la
imposibilidad de superarla a un partido si juega como lo hizo ante el Udinese. Ante esta situación, ayer se produjo una reunión entre el técnico y la plantilla, en la que los jugadores confesaron que
se sienten sin energía tras el parón.
El presidente de la Roma, James Palllota, está de parte del entrenador y responsabiliza de la actual situación a una plantilla que no esdtá respondiendo ni a las expectativas ni a la inversión realizada en verano.