Le tocó jugar en un
Sevilla muy diferente al de los últimos 15 años, un Sevilla sumido en la inestabilidad pero en el que fue capaz de sobresalir con su talento y buen golpeo de balón. Él es
Vassilis Tsartas. Precisamente hoy se cumplen 20 años de su último partido con el Sevilla y el griego ha atendido a los medios oficiales del club para recordar su etapa en Nervión.
"Fueron cuatro años muy raros, pasaron cosas raras€ pero comenzando desde el final, la última temporada nunca se me irá de la cabeza, nos habían robado 19 puntos y al final descendimos. El equipo se podría haber mantenido en la categoría bastante fácil, pero cuando uno es débil y la directiva permite que le falten el respeto€ por mucho que peleas, las cosas no salen como uno quiere.
Recuerdo aquel único gol en el Calderón. A la hora de pisar el área empezaron a caer huevos por un lado y por otro, marqué, recuerdo que el Atlético también tenía una temporada bastante mala y a partir de ahí, terminó la temporada con dos jornadas más en las que no jugué y descendimos. Entonces el club me pidió que no era posible seguir juntos. Me tuve que buscar la vida y tuve que volver a Grecia, al
AEK de nuevo. No fue la temporada que me hubiera gustado hacer, fue un despido muy frío, pero en los cuatros años hubo de todo. Me quedaron buenos recuerdos, tanto de compañeros que tuve, como de la afición. Algo dejé por ahí, creo.
Siento el cariño y el amor que me ha dado toda la ciudad de Sevilla y a través del Sevilla he podido dejar mi sello en toda España. Siento que el reconocimiento, aunque han pasado 20 años, sigue ahí", admitió el atacante griego.
El que fuera jugador del Sevilla antes de que llegara
Caparrós al banquillo y con el utrerano empezara a forjarse ese cambio en el club hasta llegar al día de hoy, reconoció también que le hubiera gustado ser parte de ese equipo posterior. "Mirando luego cómo fue todo para el Sevilla, uno se queda con un sabor agridulce en la boca, porque
me hubiera gustado haber formado parte de todo lo que, a partir del 2000, poco a poco se comenzó a construir y llegar donde ha llegado, con muchísimos éxitos y títulos importantísimos. El club está al nivel más alto, de los mejores clubes de Europa. Y eso, de una parte, te deja mal sabor de boca. Pero, por otra parte, me siento muy orgulloso de haber podido estar cuatro años en este club.
Me sentí orgulloso al ver al Sevilla crecer año tras año. Cuando uno pasa cuatro años en un club, se siente orgulloso de todos esos éxitos y ojalá siga otros 20 años más consiguiendo títulos y ojalá ganando una liga".
El futbolista griego
recordó muchas anécdotas de sus cuatro temporadas en las filas del conjunto blanquirrojo: "A nivel personal, puedo decir que, con las características de mi juego, y como al sevillismo le gusta el arte, no fue difícil mostrar mis cualidades. A nivel de equipo, era muy complicado, aunque podría destacar y dejar mis detalles. Cuando llegué en el año 96, lo hice con la máxima ilusión de jugar en la liga más importante del mundo y esperaba encontrar cosas que, año tras año, se mejoraba, pero la mala suerte fue que el Sevilla pasó sus cuatro peores años a todos los niveles. Era muy complicado crecer año tras año como ocurrió a partir del 2000. En mi primer año me encontré muy incómodo, me tenía que adaptar a otro fútbol. Aquel año llegué con
Camacho, después vino
Bilardo y luego
Julián Rubio, que fue el entrenador que más confianza me dio. Llegas a otro país, sin saber idioma, el equipo no andaba bien, desciende... Tienes que ser muy fuerte mentalmente para seguir adelante. Al año siguiente, aunque comenzamos en Segunda, era nuestro objetivo subir a Primera pero las cosas seguían igual. No se consiguió el ascenso por poco, pero no era fácil. No había normalidad, sin el apoyo de la directiva, la presión era muchísima... todo eso iba en contra y había que estar juntos. El fútbol es un deporte colectivo y cada uno tiene que poner lo máximo. El segundo año acabó como acabó".
Recordando temporada por temporada, el exsevillista habló también de las dos últimas y de
cómo estuvo a punto de salir rumbo a Santander: "Antes de empezar el tercer año, recuerdo que aquel verano estaba todo arreglado con el Racing de Santander. Teníamos de entrenador a
Castros Santos al que, antes de comenzar la pretemporada, la directiva le preguntó por mi venta. Él dijo que, si se traía a un jugador con las mismas características, que me vendiesen. Pero que si no se traía a un jugador igual, no. Me tuve que pelear mucho conmigo mismo para motivarme, pero bueno. Hasta diciembre estuvimos en mitad de tabla, hasta que llegó
Marcos Alonso con el Profe Ortega, que estuvo muy encima de mí. Comenzó a motivarme, ya se daba la temporada por perdida, pero en un mes todo cambió. El equipo empezó a coger chispa, conseguimos buenos resultados y ascendimos. Entonces pensé que todo iba a mejorar mucho. Antes de irnos de vacaciones, Marcos me preguntó por la temporada siguiente y le dije que no tendríamos un equipo que dominase al equipo contrario y que fuese dueño del juego, que la mayoría de partidos los íbamos a jugar a la contra, por lo que le aconsejé varios fichajes, como
Baraja y
Makaay. Luego, al regresar al trabajo, vi los fichajes que se habían hecho. La mayoría uruguayos, destacando más a
Olivera y
Zalayeta, el resto jugadores, sin querer menospreciar a nadie... Aun así, dimos nuestra guerra y los árbitros nos perjudicaron muchísimo, todo eso acabó como acabó. Pero bueno, hubo momentos buenos y momentos malos. En el fútbol te pueden tocar épocas buenas o malas. Pero siempre agradeceré al Sevilla FC que me diese la oportunidad de jugar cuatro años en España, dos en Primera y otros dos en Segunda, en una liga que, para mí, sigue siendo la mejor liga del mundo".
En cuanto a los técnicos, Tsartas no tiene dudas,
Marcos Alonso fue el que más le marcó en Sevilla: "Estaba muy cerca del jugador, como futbolista y como persona. Conmigo, comenzó a hablarme como humano y hacía lo que hoy en día ya hacen muchos entrenadores. Yo marcaba goles, hacía mi trabajo, daba asistencias, ayudaba al equipo a tirar hacia arriba... Y un día me dice que había muchas quejas porque no defendía. Me pidió que ayudase un poco en el área donde me movía, molestando al rival y que cuando recuperásemos la pelota, que me la llevase e hiciese lo que yo sé hacer. Y en una concentración antes de un partido,
Marcos dijo delante de todos que ya sabía de las quejas, y les dijo al resto: 'Si alguien de vosotros me garantiza que va a hacer lo que hace Vasili ofensivamente, dejo a Vasili fuera'. No hubo respuesta. Así que dijo: 'Vasili va a hacer lo que sabe hacer, así que vamos a tirar todos para adelante'. Así aclaró Marcos Alonso todo para que no hubiesen malas relaciones. Es el entrenador al que tengo más aprecio. Cuando no era titular me llamaba y me explicaba el porqué. Como decía
Luis Aragonés, 'hay que eliminar los gatos del estómago al jugador'. Así, tienes al jugador atento al partido, concentrado, esperando su oportunidad. Marcos sabía manejar eso muy bien, era un entrenador muy cercano al futbolista. Todavía tenemos contacto y hablamos".
Por último
Tsartas habló sobre el Sevilla de Lopetegui, un equipo
"de otro nivel" según el griego: "El Sevilla es ya de otro nivel, no tiene nada que ver con el Sevilla en el que yo estuve. Las exigencias son otras. El equipo tiene que mantenerse ahí arriba. En Europa es un clásico... La clave y lo importante es tener a una persona como Monchi. Alrededor de Monchi todo eso funciona porque cada uno tiene su papel y repartiendo el trabajo es más fácil tener los éxitos que está teniendo el Sevilla. No es fácil estar ahí arriba, ser un club ejemplo, con una estructura envidiable, nada que ver con lo que era cuando yo estuve. Y todo eso hay que recordarlo, sobre todo cuando viene un mal resultado después de muchos positivos".