El Sevilla, pendiente de Rubiales

El Sevilla, pendiente de Rubiales
Rubiales tendrá la última palabra sobre los clasificados para competiciones continentales. - J. S.
Juan Miguel JiménezJuan Miguel Jiménez6 min lectura
Paralizado por completo el fútbol europeo, la UEFA busca soluciones para ajustar el calendario futbolístico dada la actual crisis sanitaria del coronavirus COVID-19. El presidente del organismo, Aleksander Ceferin, ya avisó recientemente de la fecha tope tanto para la Europa League como para la Champions League. "El 3 de agosto deben estar, tanto Champions como Europa League, acabadas. Estamos en una situación extraordinaria y debemos ser flexibles: podremos jugar en las mismas fechas que las ligas locales, incluso a la misma hora. Tenemos diferentes planes para reiniciar la Champions y la Europa League en mayo, junio, julio o también existe la posibilidad de que no volvamos a jugar. Si las autoridades no nos permiten jugar, no podremos hacerlo. Dependemos de los Gobiernos de cada país. En septiembre u octubre ya no se puede", aseguró en una entrevista a la cadena alemana 'ZDF'.

Así, en las altas instancias continentales no descartan que, a tenor del poco halagüeño panorama en materia de salud pública, las competiciones no puedan volver a retomarse y tengan que recurrir a 'malabarismos' para contentar al mayor número de partes posible. En este sentido, el programa 'Tiempo de Juego' de la 'Cadena Cope' aseguraba en las últimas horas que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, se habría comprometido con Ceferin a hacer llegar a la UEFA la lista con los siete representantes españoles para las competiciones europeas de la 20/21 el citado 3 de agosto, e independientemente de que se pudiera haber puesto fin con 'normalidad' a LaLiga 19/20.

Una circunstancia que salpica de lleno al Sevilla F.C., tercero en la tabla en el momento del parón y tras 27 jornadas disputadas. Lo que en un hipotético escenario de 'cortar por lo sano', le daría plaza de Champions, algo que el propio técnico nervionense, Julen Lopetegui, no veía descabellado. "Tiene que jugarse cuando se den las medidas para que todo el mundo pueda disfrutar. Que da tiempo a terminar la temporada, fantástico, que no, los responsables tendrán que sacar conclusiones de las tres cuartas partes de temporada que se han disputado", apuntaba hace unos días en los medios oficiales del club.

Una de cal y otra de arena en tal caso para los nervionenses, ya que una teórica congelación total de la actividad podría frustrar sus deseos en una Europa League en la que ya cabalgaba por octavos de final, altura de la competición en la que estaba citado con la Roma antes de que la alerta sanitaria dinamitara la programación de la temporada 19/20. A su favor sólo juega el margen planteado por Ceferin, hasta bien entrado el verano.

Rubiales, que no arroja la toalla en su idea de finiquitar las competiciones, insistió en los últimos días en que no se puede tirar por tierra lo jugado hasta el momento, algo que en cierta medida sintoniza con la visión de un Lopetegui que prioriza la salud por encima de todo en este contexto. "La cancelación no se ha pensado en estos momentos. Si esto fuera un maratón de 42 kilómetros, y vamos por el kilómetro 30, sería injusto cancelar y poner a todos los corredores en el kilómetro cero en igualdad. Se ha planteado poner a todos en el kilómetro 30, que se termine esa carrera sin prisa", explicó el presidente de la RFEF recientemente.

En el peor de los escenarios, si se descartara definitivamente la posibilidad de la reanudación, para designar a un campeón y elegir los clasificados para las competiciones europeas debería formarse una comisión mixta entre LaLiga y la Federación; vía, que de llegar a un punto muerto, daría la última palabra a Luis Rubiales, que es la persona con potestad para decidir en caso de que no se alcanzara un acuerdo. Así las cosas, el hecho de que las semanas pasen y se agoten las opciones de encajar las piezas acerca un desenlace que garantizaría la plaza Champions al Sevilla F.C.

En cualquier caso, una suspensión definitiva, con el consiguiente 'apaño improvisado', haría que los clubes en España se enfrentaran a pérdidas que podrían rozar los 1.000 millones de euros. Si bien en un principio se hablaba de una sangría de en torno a 700 millones, a estas pérdidas habría que sumar el dinero 'evaporado' en caso de la no finalización de las competiciones europeas.