La vida en un segundo. Del todo a la nada y de la nada al todo. Por la cabeza de
Lopetegui pasaron todos los escenarios posibles a velocidad de vértigo. Porque su
Sevilla escapa de la lógica. Del control de lo imaginable. Posiblemente por errores de base, pero también por aciertos. Cuando se gana los hay aunque sea de forma tan surrealista como hoy. En el alargue, después de desperdiciar una ventaja de 2-0. De caerse cuando no había bache alguno en el camino, con
Osasuna descreído y con uno menos. Este
Sevilla casi arruina un triunfo amarrado y de camino
el futuro de Lopetegui en el Sánchez-Pizjuán. Pero igual que deshizo volvió a hacer. Creyó para regresar a las alturas cuando había tocado fondo. Para mantenerse en puesto de
Champions entre algunos pitos por un sufrimiento completamente innecesario.
Lopetegui conocía la tensión que había y optó por un once sorprendente, profundamente remozado, con dos cambios por línea con respecto a las últimas citas. Prescindió del centro del campo rocoso introducido contra el
Getafe y que mantuvo el jueves, en favor de una propuesta a priori con mayor creatividad con la presencia de
Óliver Torres y
Franco Vázquez. Además, buscó mayor velocidad con las entradas de
Rony Lopes y
En-Nesiry en ataque en lugar de
Suso, entre algodones, y
De Jong. La titularidad del internacional luso, la primera en LaLiga habilitó el regreso de la sociedad
Navas y
Ocampos en la derecha, dos fijos que no entran en rotaciones por masivas que sean. Sí lo hicieron
Diego Carlos y
Reguilón, con
Sergi Gómez como compañero de
Koundé y
Escudero en la zurda.
Enfrente, un
Osasuna también con variaciones sustanciales, pues Arrasate sentó a
Rubén García e
Iñigo Pérez y reforzó la banda zurda con
Lato para tratar de anular la principal vía nervionense, intención que se sumaba a una presión intensa y adelantada de cara a impedir al
Sevilla una salida cómoda y recuperar en zona de influencia. Le funcionó de inicio ante un anfitrión que no encontraba a sus 'jugones', que sólo respiraba cuando
Óliver Torres aparecía y abría el campo, casi siempre buscando a
Ocampos.
El
Sevilla quería moverla más rápido de lo habitual, con transiciones con pocos toques pero precisaba más presencia de futbolistas como Mudo, por lo que el verdadero peligro llegó merced al orden y la intensidad en la presión. Así,
Óliver, muy concentrado, recuperó en el centro del campo para avanzar y entregársela en el momento justo a
En-Nesyri, que definió con la derecha para adelantar a los hispalenses.
1-0. Minuto 13. Tranquilidad en un ambiente tenso. Y equilibrio. Porque
Escudero, que en el 9' ya había avisado, percutía por la izquierda, lo que forzaba a Osasuna a estirarse horizontalmente y no centrar todas las miradas en la derecha. Esta situación la aprovechó
Navas para filtrar un pase bombeado para
Ocampos, que controló de forma magistral pero que mandó alto el remate ante la salida de Herrera.
Pasada la media hora, la lesión de
Fernando forzó un cambio prematuro con la entrada de
Gudelj en un Sevilla que cedió metros a
Osasuna con la idea de salir rápido, lo que se tradujo en seguridad en la retaguardia y arrancadas puntuales por banda, señal de que
Lopetegui ha enterrado la mentalidad de olvidarse de la portería rival con el marcador a favor para conservar el esférico. Sin brillantez pero con la efectividad necesaria para aumentar la brecha antes del descanso con un cabezazo de
Ocampos en un saque de esquina de
Óliver Torres, auténtico faro blanquirrojo ayer.
El planteamiento funcionaba y no lo tocó en la reanudación, bien armado en su propio campo y directo con el esférico amparado en pases precisos como el que
En-Nesyri malogró sin marca dentro del área o el que pilló la espalda a la defensa pamplonica y propició la expulsión de
Sergio Herrera por evitar fuera del área con el antebrazo que se la llevara
Ocampos.
La acción requirió la intención del
VAR para que finalmente
Del Cerro Grande dejara con diez a Osasuna. Situación inmejorable para resolver sin ningún problema, para un final plácido, pero ocurrió todo lo contrario. Los de
Lopetegui se apagaron incomprensiblemente y
Osasuna creyó en el milagro. Primero fue un remate de
Aridane tras un preciso saque de falta de
Roberto Torres. Silencio en Nervión sólo roto por los silbidos que ya había con 2-0. Demasiados nervios. Descomposición sevillista. Y el desastre con otra intervención del
VAR por manos de Escudero.
Transformó el penalti
Roberto Torres y estalló el
Ramón Sánchez-Pizjuán.
2-2. Lo impensable. Restaban todavía un mundo -se prolongaron ocho minutos- pero no existía la sensación de que los nervionenses pudieran marcar a pesar de acumular hombres arriba. Sin embargo, el
Sevilla no arrojó la toalla, insistió con corazón y en el alargue
En-Nesyri cazó en el área pequeña un balón cabeceado en suspensión por
Koundé. De nuevo estalló Nervión, ahora de euforia.
De la debacle a la Champions en un instante. Locura que se podría haber evitado pero que refleja el carácter del equipo y que este Sevilla nunca se rinde.
-- Ficha técnica:
Sevilla: Bono; Jesús Navas, Koundé, Sergi Gómez, Escudero; Franco Vázquez (De Jong, m.75), Fernando (Gudelj, m.32), Óliver Torres; Ocampos, En-Nesyri, Rony Lopes (Suso, m.66).
Osasuna: Sergio Herrera; Roncaglia, Aridane, David García, Estupiñán; Roberto Torres (Unai García, m.90), Oier, Darko Brasanac, Toni Lato (Rubén García, m.79), Arnáiz (Rubén, m.56), Eric Gallego.
Goles: 1-0 (13') En-Nesyri;
2-0 (46') Ocampos;
2-1 (64') Aridane;
2-2 (74') Roberto Torres, de penalti;
3-2 (93') En-Nesyri.
Árbitro: Carlos Del Cerro Grande (C. Madrileño). Expulsó con roja directa a Sergio Herrera (m.54), portero de Osasuna, por darle al balón con un brazo fuera del área en una ocasión manifiesta de gol. Además, amonestó a los locales Fernando (m.15) y Óliver Torres (m.83), y a los visitantes Enric Gallego (m.76) y Darko Brasanac (m.85).
Incidencias: Partido de la vigésima sexta jornada de LaLiga Santander, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán ante 31.382 espectadores. Césped en perfecto estado.