La amarga
Copa del pasado jueves ha dejado una resaca en
Nervión que sigue dando dolor de cabeza. Era un día propicio para espantar fantasmas y comenzar a cerrar la herida del negro capítulo de
Anduva. Pero en su lugar, el
Sevilla, recibido y despedido con pitos, pierde la tercera plaza y su
colchón de Champions se queda en dos puntos. Todo ello, por los problemas que ya evidenciaba antes del ridículo ante el Mirandés: su habitual dominio se traduce en ataques muy previsibles.
Ante un
Alavés que cambió su dibujo habitual para pertrecharse con cinco atrás, el conjunto de
Lopetegui tenía el balón -porque el rival se lo entregó- pero nadie arriesgaba, nadie tiraba desmarques de ruptura ni salía de su zona para sorprender a un adversario cómodo en su papel, satisfecho con el 0-0 y a esperar a que cayese la breva en forma de contra o balón parado.
Y con ese planteamiento, fue el conjunto babazorro el que gozó de la ocasión más clara en el primer acto, cuando éste ya expiraba. Una mala entrega de
Jordán desembocaba en el pase de
Camarasa y el disparo raso de
Joselu, cuya posición, muy justa, habría sido revisado por el VAR de haber marcado, pero
Vaclik respondió bien con un pie.
El
Sevilla, por su parte, tocaba y tocaba sin velocidad para sorprender y sin movilidad ni claridad para buscar espacios en la tupida tela de araña tejida por
Garitano, que en el inicio incomodaba la salida nervionense con una presión escalonada, aunque fue cediendo para meterse atrás sin rubor.
Un centro de
Nolito que
Ocampos cazó forzado en el segundo palo (11'), otro balón servido por el sanluqueño que
De Jong cabeceó flojo en el único remate a portería del primer acto (25') o un cabezazo forzado de
Fernando fueron lo más destacable, que no peligroso, de un
Sevilla previsible y sin profundidad, que tenía el balón pero no generaba nada por su fútbol estático y sin capacidad para la sorpresa.
Ante atascos de tal magnitud, el balón parado suele ser vital. Pero tampoco aprovechaban sus lanzamientos desde la esquina los sevillistas, que en jugada también conseguían sacar muchos centros, pero lo hacían con balones fácilmente repelidos por
Laguardia y compañía.
Más veneno tuvo el pase tenso que puso
Ocampos desde tres cuartos de campo, pero
De Jong no lo alcanzó. Así se marchaba a la caseta un conjunto blanquirrojo que salió sin bríos diferentes tras el descanso.
Lopetegui no tardó en mover ficha y dio entrada al
Mudo y
Suso. Y el equipo mejoró, llegando con más alternativas y con el gaditano aportando un plus de chispa.
Rozaba el gol
Koundé en el 54' con un cabezazo franco tras un saque de esquina, esta vez bien botado por
Banega. Pero los centros en jugada que
Navas o
Reguilón colgaban sobre el área local no acababan nunca con remate. Algo más de acierto tenían los servicios de
Suso, pero primero
Ocampos cabeceó muy escorado (57') y tres minutos después, el
Mudo remató muy forzado sin hallar portería.
Había otro ritmo, se percibía otra alegría en el juego. Pero el problema en ataque de este
Sevilla no es nada nuevo y es en el Pizjuán, en el que está obligado a llevar las riendas, donde exhibe con especial preocupación esa falta de claridad y alternativas, con el consiguiente atasco.
Han vivido hasta ahora los nervionenses en las alturas gracias a su rocosidad. Pero a balón parado, las fuerzas se igualan. Y aunque el Alavés no quería ver el balón ni en pintura, a veinte minutos para el final llegó el mazazo.
Camarasa colgó una falta lateral,
Manu García cabeceó en el segundo palo y
Vaclik rechazó en corto para que Joselu lo fusilara e hiciera el 0-1.
La cosa pintaba muy fea, con el Pizjuán de uñas y el equipo cabizbajo. Pero sólo cinco minutos después, el centro de Navas se estrellaba en la mano de
Duarte y
Del Cerro Grande apuntaba a los once metros. Lopetegui no quería ni mirar desde el banquillo el lanzamiento de Ocampos, que no falló y dio esperanzas de remontada con un cuarto de hora por delante.
El posible impulso moral de ese gol, sin embargo, no se tradujo en un asedio sevillista. El Alavés respondió adelantando líneas e incluso acabó el partido con un córner a favor, después de varios centros más sin peligro sevillistas y un disparo de Suso lejano. Poco peligro en realidad, como viene siendo habitual de forma preocupante en casa.
- Ficha técnica:
Sevilla F.C.: Vaclik; Jesús Navas, Koundé, Sergi Gómez, Reguilón; Fernando, Banega, Joan Jordán (Franco Vázquez 51'); Ocampos, Nolito (Suso 51'), De Jong (En-Nesyri 78').
Alavés: Pacheco; Martín (Borja Sainz 86'), Laguardia, Magallán, Ximo, Duarte; Fejsa (Pere Pons 58'), Manu García, Camarasa; Burke (Rioja 58'), Joselu.
Árbitro: Carlos del Cerro Grande (madrileño). Mostró cartulina amarilla a Reguilón y Franco Vázquez por parte del Sevilla; amonestó a Laguardia por parte del Alavés.
Goles: 0-1 (70') Joselu;
1-1 (77') Ocampos, de penalti.
Incidencias: Ramón Sánchez-Pizjuán. 36.286 espectadores.