Las
cifras no engañan por su objetividad indiscutible, pero no miden los aspectos subjetivos que propician que la realidad matemática que muestran tengan lecturas muy distintas. Contexto en el que entra el factor de las sensaciones, fundamental para valorar el estado de un equipo más allá de su rendimiento puramente numérico. Dicho de otra forma, la misma cantidad de puntos puede esconder connotaciones dispares por la forma de conseguirlos, las circunstancias externas o, por supuesto, por la
imagen que ofrezca el equipo.
Esto ocurre a la hora de valorar las equivalencias en cuanto a guarismos de los tres últimos proyectos nervionenses, ya que, con la victoria contra el Levante con el gol de De Jong, el
Sevilla de Lopetegui calca los registros de los equipos de Eduardo
Berizzo y Pablo
Machín, que, tras nueve jornadas disputadas, lucían también 16 puntos, merced al mismo saldo de triunfos, empates y derrotas: 5,1 y 3.
Resulta curioso que con las mismas unidades, el argentino ocupaba el octavo puesto en la clasificación a estas alturas, mientras que el soriano se hallaba cuarto y al actual técnico le da para copar la sexta plaza empatado con el quinto,
Atlético, y el cuarto, la Real Sociedad.
Los de
Lopetegui están luchando por entrar entre los cuatro primeros y la realidad es que no se respira en el
Sánchez-Pizjuán el mismo ambiente que en las anteriores etapas, sobre todo en el caso de Berizzo, que era criticado por la ausencia de un modelo definido de juego. Las victorias no convencían y daba la sensación de que su equipo se caería en cualquier momento.
A
Machín, después de las dudas del arranque, que le obligaron a un cambio táctico, tardaron más en cuestionarle, si bien nunca se llegaron a percibir en
Nervión las expectativas que ahora suscita el proyecto actual a pesar de que también ha pasado por altibajos. La imagen de equipo sólido del Sevilla de
Lopetegui no se atisbó en las campañas pasadas, ni el poderío de un centro del campo que manda en los choques y permite una mayor posesión y ser protagonistas.
Todo parte de su condición de roca, de impenetrable, lo que se refleja en que sólo ha encajado 11 goles, cuatro de ellos en el
Camp Nou y tres en Ipurua, y se desarrolla a partir de una propuesta vertical con las bandas como puñales. A Berizzo se le cuestionaba por su indefinición y a
Machín le acabó pesando que no tomara la iniciativa en los encuentros, todo lo contrario que ocurre ahora mismo y que hace que los 16 puntos del presente despierten una mayor ilusión.