Se marchó ovacionado por su antigua afición, síntoma inequívoco de que dejó huella en
Ipurua. Pero eso no fue ningún consuelo para
Joan Jordán, que explotó al entrar en el banquillo, enfadado por ser una vez más el sacrificado por
Lopetegui en la medular sevillista.
Tal fue el cabreo del centrocampista que lanzó una botella de agua y fue amonestado incluso por ello, como reflejó en el acta del partido el colegiado
González Fuertes. Y es que llueve sobre mojado para el catalán, que es uno de los tres futbolistas que han participado en todos los encuentros junto a
Vaclik y
Diego Carlos, si bien ha sido sustituidos en seis de ellos.
Sólo jugó completo el partido del estreno liguero ante el
Espanyol, mientras que en la segunda jornada, también a domicilio contra el
Granada, donde su gol otorgó la victoria, fue sustituido por el
Mudo Vázquez en el 86'. El argentino fue también su relevo en casa frente al
Celta, pero antes, en el 71', siendo el segundo cambio de Lopetegui, que ha convertido en una costumbre prescindir de uno de sus mejores jugadores mediado el segundo tiempo. Así sucedió en
Mendizorroza ante el
Alavés, después de ver también puerta, entrando en su lugar
Gudelj en el 67'.
Entonces fue el primer cambio, como ante el
Qarabag, al salir en su lugar
Rony Lopes en el 58', mientras que en las dos últimas citas el minuto de su sustitución ha sido casi idéntico: en el 69' entró
Chicharito por él ante los blancos y en el 68' lo hizo
Gudelj en Ipurua. El serbio, de hecho, es su relevo más habitual, recordando ya a muchos el célebre cambio de
Coke por
Mariano que utilizaba
Emery.
Pero a
Joan Jordán, visto lo visto, no le hace tanta gracia. Pasa por ser uno de los sevillistas que está ofreciendo un mayor rendimiento. Se faja en la resta y aporta en ataque, con dos goles y una asistencia, la del 0-1 ante el
Eibar a
Ocampos. Pero ya se ha perdido 121 minutos de juego y empieza a preguntarse por qué es siempre el sacrificado. Habitualmente,
Lopetegui opta por él para ganar presencia física en el centro del campo, pues su desgaste es grande y el técnico vasco no quiere que el equipo baje el pistón nunca, de ahí que entre
Gudelj. Otra cosa es que
Jordán esté de acuerdo...