Es un caso atípico. Pocas veces un fichaje no llega ni a debutar con su nueva camiseta. Y, salvo giro en los acontecimientos, es lo que puede ocurrirle a
Munas Dabbur, por el que el Sevilla escucha ofertas después de haberlo reclutado el pasado mes de enero, a cambio de
unos 15 millones de euros, para dejarlo cedido en el equipo vendedor, el Red Bull Salzburgo, con el que se le siguieron cayendo los goles, hablando vulgarmente. E
l austríaco totalizó
37 dianas y 16 asistencias en 48 partidos oficiales con los 'Toros Rojos', una inmejorable carta de presentación en Nervión. Con todo, ya en pretemporada, las preferencias de Lopetegui, que intentó ubicarlo escorado a la izquierda en su 1-4-3-3, iban por otros compañeros, lo que se ha traducido, ya con la competición en marcha, en dos ausencias no ya del once (ante Espanyol y Granada), sino, incluso, de las convocatorias.
El 'caso Dabbur' extraña dentro y fuera del Sánchez-Pizjuán. De hecho, el de Nazareth se ha ganado el cariño y el respeto de sus nuevos compañeros, la mayoría recién llegados como él al Sevilla.
El carácter afable del artillero le ha permitido hacerse un hueco rápidamente, entablando amistad con muchos de los componentes del plantel. La noticia de que es prescindible, lógicamente,
ha sido un jarro de agua fría para él, aunque intenta reponerse y estar disponible por si, en algún momento, el míster precisa de sus servicios.
De marcharse,
preferiría quedarse en LaLiga, pues está muy feliz de haber dado el salto a España; más de la mitad de los clubes de Primera le harían sitio gustosos, si bien Monchi, por aquello del tope salarial, necesita recuperar, como poco, la inversión
para poder encontrarle repuesto, así que su destino estaría fuera:
Alemania, donde matiene un gran crédito;
Italia (el Inter, como publicó este diario en primicia, se interesó por él en caso de desprenderse de Icardi para acompañar a Lukaku y Lautaro Martínez);
Francia (el Girondins le pretendió); o
Turquía (sonó el Fenerbahce).
Sea como fuere, si debe permanecer por que el Sevilla no le encuentre recambio de garantías, Dabbur seguirá con una sonrisa y redoblará los esfuerzos para hacerse un sitio. Y, si se va,
dejará huella pese a estar en Nervión unas pocas semanas.