En el mercado de fichajes suele haber mucho toro al final del rabo, por lo que en el
Sevilla FC no existía preocupación respecto a la salida de un
Guilherme Arana que, pese a tener las esperanzas de partido de cero en verano, entendió que debía abanadonar el barco cuando se consumó la llegada de
Sergio Reguilón, una petición expresa de Julen Lopetegui.
Los movimientos entorno al lateral zurdo brasileño se han sucedido a lo largo de todo el verano, aunque su principal objetivo era el de
quedarse en LaLiga, para así tramitar a partir de enero la
doble nacionalidad. Por eso, a la espera de que algunos clubes le hiciesen hueco, ya sea por tope salarial o cupo de extraomunitarios, dijo "no" a diversas propuestas de
Brasil,
Grecia (PAOK) o Francia.
Coincidiendo con su llamada para la
selección olímpica sub 23 de su país, su nombre comenzó a moverse mucho más por el mercado y en Italia aparecieron
un par de opciones que le atraían: la del
SPAL, por tener una plantilla con varios jugadores brasileños y utilizar un sistema con carrileros (3-5-2) que le venía de maravilla; y la del
Atalanta, club que participará en la Champions League.
Finalmente, fue el club de Bérgamo, adonde Arana viajó en la tarde del martes haciendo antes escala en Frankfurt, el que se ha llevado el gato al agua, pese a una presión importante y hasta última hora de
l CSKA de Moscú. De hecho,
el acuerdo final entre clubes no se alcanzó hasta la medianoche y se ha hecho oficial este miércoles, a las 15:00 h.
El mismo, según ha podido saber
ESTADIO, es
bastante ventajoso para el Sevilla FC, ya que el Atalanta paga ahora
un millón de euros por la cesión, además de
la ficha íntegra del ex del Corinthians (unos 1,3 netos). La opción de compra, no obligatoria, asciende a ocho millones de euros, aunque el club nervionense, en el caso de que 'Los Oróbicos' la ejecutasen, se quedarían con
un 15% de una futura venta.
El Sevilla pagó
nueve millones de euros, más uno en variables, para hacerse con sus servicios en enero de 2019.